sábado, 28 de agosto de 2021

LOS SUEÑOS SUEÑOS SON

Los Sueños, Sueños son Me decía Edgardo, paciente interesante, de esos que a uno le despiertan muchas ganas de ayudarle, hombre mayor ya, que le agradeció que le dijera que no a su propuesta amorosa, que le dijera que no porque no quería nada de lo que él le ofrecía; casarse si ella lo quisiera, tener un hijo si lo deseara, acompañarle en sus viajes, ya que él combinaba sus viajes de trabajo y placer... "Le agradecí -me decía- que me dijera que no por estos motivos, pues eso era algo bueno para mí, significaba que su deseo de estar conmigo no sería por lo que yo podía darle." "No pude agradecerle que me dijera que sí por lo que yo soy o lo que yo era para ella, porque no me lo dijo, pero es lo que yo hubiera deseado; en realidad, es lo que yo más hubiera querido." "Y aun cuando tuvimos una hermosa noche de despedida, no pude evitar sentirme triste antes de dormirme y al despertarme a la mañana siguiente, pues ya había comenzado el duelo, el dolor por su ida." A continuación recordó que habían pasado seis meses y tres semanas completas justo esa noche, desde el momento en que se conocieron, una mañana del 29 de agosto, cuando solicitó un servicio para su nueva casa a la que se acababa de mudar. Al recordarla se le transformaba el gesto, sus ojos brillaban y derramaban dolor en gotas. Decía que "fue maravillosa y única desde el primer momento." Recordaba que le impactó y se enamoró de su espontaneidad, su buen humor y su picardía. En dos sesiones anteriores relató el mismo hecho que tuvo lugar cuando la vio por primera vez, dando cuenta de su necesidad de revivirlo, como el recuerdo de un bello sueño. Relataba que al finalizar el trámite administrativo que lo había llevado allí "le pregunté sobre que formulario había que completar o cómo debía hacer para que aceptara una invitación a tomar un café, o almorzar o lo que quisiera, y su respuesta fue,…y creo que deberías intentarlo”. Decía que fue desde el comienzo una chica “todo terreno”, "nos fuimos instalando juntos en mi nueva casa dos días antes de que llegaran mis muebles. Y dormimos juntos en un colchón pequeño de una plaza, sobre la alfombra, y pasamos unos días hermosos." Al ver su foto, sus amigos le decían: "que hermosa mina loco”. Hicieron algunos viajes juntos y la conocieron algunos de sus sobrinos y al día siguiente del regreso a casa, recibió un mensaje de su hermana diciendo que los chicos aceptaban a la nueva tía. Era notoria la diferencia de edad entre ella y Edgardo, pero como él sentía que el amor lo había rejuvenecido y ella estaba feliz, se decía a sí mismo que todo estaba bien. Además como ella no pensaba en tener hijos y él era mayor y ya tenía los suyos, tampoco había problema por ese lado. Ella continuaría sus estudios interrumpidos de la misma carrera que Edgardo y él fue construyendo su sueño de que estudiaría a su lado, que él le cebaría unos mates mientras ella estudiaba y que además podría ayudarle. Todo marchaba de maravillas. Y un día ella comenzó a hablarle de su familia; su madre, su padre, hermana y otros hermanos, una tía, una prima, una madrina, un tío, un abuelo… "Me pareció que hablarle sobre lo que yo percibía y pensaba sobre su historia sería entre complicado e inútil, pensé que no ayudarían las palabras, por lo que se me ocurrió montar una secuencia de escenas para ella, creadas por mí a partir de sus relatos, con la intención de que al verlas ampliara su visión y pudiera profundizar en la comprensión de la trama familiar que la tenía atrapada." Decía que él mismo se sorprendió de cómo se metió en cada personaje en esa puesta en escena. Con emoción decía cómo había interpretado a cada uno de ellos, su madre, su padre, su tía y su madrina, con espontaneidad, compromiso y deseo de ayudarle a ver más claro y comprender la trama en la que estaba inmersa y que aún hoy, sigue estando atrapada y entrampada. Luego, por la proximidad temporal entre esta situación y lo que siguió, tuvo la impresión de que no serviría de mucho su aporte, pues para ella solo tendría valor lo que le dijera Verónica, su analista. Y decía que, sabiendo que en estos casos es mejor ser ingeniero que psicólogo, se fue retirando de este rol con el que intentaba poner sobre la mesa ciertos dinamismos que pudieran facilitar una clara percepción en ella y la consiguiente reflexión. Sumado a esto, ante la desaprobación de su analista y en su necesidad de contar con la aprobación por lo menos de parte de su familia, un día le cuenta a su madre de esta nueva y fresca relación, pero al mencionarle la diferencia de edad, y aún cuando la distorsionó para hacerla más digerible y minimizar el impacto que le produciría, igualmente su madre puso el grito en el cielo. Luego vino el efecto bola de nieva del resto de su familia y esto fue demoledor para ella, ya que no pudo soportarlo y comenzó su alejamiento. También Edgardo hizo un último intento al regalarle un par de libros, ingenuamente convencido de que su lectura le podría hacer bien, al develar aspectos que habían permanecido velados para ella en su historia familiar. Decía en sesiones posteriores que pensó, y sigue pensando, que su lectura podría ayudarle a ganar confianza en sí misma, al ayudarle a legitimar su deseo de vivir como ella quisiera, atendiendo especialmente a su condición de ser un espíritu libre. Eduardo Larriera 12 07 2020

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