viernes, 15 de diciembre de 2017

50

Publicaciones Semanales Breves 50     -     15 12 
2017
Regalémonos salud en estas fiestas

Uno siempre tiene algún amigo al que le pasan cosas.

En este caso se trata de alguien que desde hace ya un buen tiempo no logra disfrutar de su vida con su pareja; suelen generarse discusiones, muchas veces por cuestiones banales, pero que van dejando un creciente sabor amargo y lesionando el vínculo.

Luego de cada desencuentro, por decirlo de un modo suave, ambos quedan resentidos, con un importante malestar, que suele prolongarse por un día o más.

Como ya hemos tratado anteriormente esta temática de las situaciones conflictivas, sabemos que, en la gran mayoría de los casos, las personas discuten e incluso pelean, pero no es tanto por el tema en discusión, sino por algo más subterráneo:

·         Quien es quien tiene la razón,
·         Quien sabe más
·         Quien gana
·         Quien manda, etc.

 No se trata de que la pareja se interne en una de las llamadas "terapias de pareja", en realidad el problema está más centrado en la configuración del aparato psíquico y emocional de cada uno, por lo que una "terapia de pareja" aportaría poco.

En situaciones como ésta, el pronóstico de tal intervención no sería el mejor, pues lo que habitualmente termina ocurriendo en casos como éste, es que las intervenciones pueden estar bien pensadas terapéuticamente para un abordaje individual, pero que al ser colocadas en presencia del otro, lejos de ayudar, pueden entorpecer más las cosas.

Es como si se realizara un proceso terapéutico, que sabemos debe ser llevado a cabo en condiciones de privacidad, al desarrollarse en presencia del otro, que es además, con quien tengo el conflicto abierto, empeora las cosas en lugar de mejorarlas.

Si ésta fuera la condición, con frecuencia esta intervención agrava las cosas más que ayudar a clarificar las causas posibles y los destinos buscados por cada uno en los enfrentamientos.

La recomendación entonces gira en torno a que cada uno realice su propio trabajo terapéutico en un proceso personal, en forma individual, para ampliar el conocimiento de sí mismo, de modo que le permita ser consciente del accionar de los propios resortes internos.

Darse cuenta por ejemplo del destino de sus intervenciones cuando por ejemplo, frente a situaciones en las que le resulta difícil hacer propuestas o brindar respuestas positivas y constructivas, espontáneamente manifiesta propuestas negativas o destructivas.

Y si luego de haber revisado y logrado cierta consciencia sobre su propio accionar las cosas en lo vincular siguieran por mal camino, quizás podría ser ese un momento para ser ayudados a escuchar intervenciones centradas en la mejora de la dimensión vincular, ya no en lo personal.

Desde el comienzo de nuestras publicaciones hemos hablado de la importancia de la percepción y nos hemos referido también al papel que juegan nuestros supuestos psicológicos como fuerzas que accionan en contra de la calidad de la percepción.

Ser conscientes de nuestros supuestos, preconceptos, prejuicios será muy saludable para comprender cómo nos condicionan en nuestras acciones

Hacemos mención a modo de ejemplo de algunas indicaciones simples y de sentido común, que pueden ayudar a darse cuenta de en qué situación se encuentra uno mismo con vistas a poder imaginar el destino de la relación; por ejemplo:

·         La observación de la recurrencia de las temáticas que generan conflicto,
·         La duración de los tiempos de enfado,
·         Cómo y en qué termina cada desencuentro,
·         La cantidad de días en que se encuentran bien y que están mal,
·         La tendencia de la situación: va para mejor o para peor,

En fin, son simplemente algunos indicadores que dan cuenta del estado de la relación y del destino posible. Poder percibir con claridad su evolución puede ayudar.

La idea es que la observación de alguno de estos indicadores, entre otros, pueda ayudar a recurrir a tiempo a la búsqueda de un proceso de asistencia antes de que el deterioro del vínculo pase el límite del que ya no habrá retorno.

Lo compartido en este escrito no es exclusivo de los vínculos de pareja, pues como ya hemos dicho, para resolver estas cuestiones internas no hay pastillas ni vacunas; lo único que podemos hacer es trabajar sobre nosotros mismos, en un proceso de auto percepción y reflexión que nos ayude a estar cada día en condiciones más saludables.

Toda situación de ansiedad, de angustia, de enojo, de inseguridad, de pérdida del humor, de miedo, de rabia, etc. afecta nuestra salud.


Tengamos esta alerta a la vista como regalo para estas fiestas navideñas. 



jueves, 23 de noviembre de 2017

49

Publicaciones Semanales Breves 49     -     23 11 2017
Otra "Vuelta de tuerca"
(continuación)

Desde niños hemos ido escuchando a nuestros mayores, especialmente padre, madre y personas que han sido referentes importantes en nuestras vidas, en sus apreciaciones sobre diversas cuestiones que resultaban de nuestro interés.

Su singular modo de percibir y conceptualizar ciertos fenómenos de la vida, se han ido  manifestando en forma de opiniones y puntos de vista que fueron acuñando un molde, una matriz, que tuvo su importancia en la formación de nuestras ideas, nuestras creencias y convicciones.

Algo de esto ha tenido su influencia en el modo en que hemos ido configurando nuestro proceso perceptivo, con sus particulares filtros que nos han llevado a poner en foco ciertos aspectos de lo que percibimos y dejar de lado otros.

Pero como las diferentes personas hemos estado expuestas a diversos modelos formativos, finalmente nuestros aparato psíquico, nuestro ("window"), se ha configurado de maneras diferentes, lo que explica, en parte, la singularidad que nos caracteriza a la vez que nos diferencia a los unos y los otros.

Podríamos pensar entonces que "estamos fritos", que no podremos cambiar; como que estas experiencias han dejado en cada uno estigmas que no se pueden modificar y de este modo, estaríamos condenados al no cambio.

Si se tratara de aspectos que nos generan malestar, esta concepción de la condena al no cambio nos estaría instalando en estados de sufrimiento de los cuales no podríamos salir.

Afortunadamente las personas tenemos la posibilidad de crecer y desarrollarnos, de modo que nos podremos ir despegando de ciertas afirmaciones escuchadas pretéritamente, que funcionaron como una suerte de dogmas y nos limitaron en nuestra capacidad de desarrollar nuestra visión, nuestra inteligencia e ir creando nuestra propia cosmovisión, lo que nos permitirá autoafirmarnos como personas autónomas.

Estoy intentando mostrar un camino que si lo transitamos, nos llevará a alcanzar niveles de madurez que nos permitan asumir de un modo creciente cuotas de autonomía, gracias a lo cual ganaremos protagonismo en la conducción de nuestra vida.

En ocasiones este despegarse de lo recibido para poder afirmarse en lo propio se desarrolla autónomamente, como producto de un proceso de evolución personal y si ello no ocurriera, en algún momento, inevitablemente dará cuenta de malestar, insatisfacción, con sus consecuentes síntomas y estados de ánimo.

Pues estar asentado en lo propio, en las propias convicciones, producto de una manera única y personal de mirar la vida y el mundo, siempre nos llevará a desarrollar nuestro talento y acrecentar nuestro buen humor, que como hemos dicho en artículos anteriores, no es otra cosa que una de las más importantes reservas de salud que tenemos las personas.

El no lograrlo es como vivir dentro de un otro, no en uno mismo, lo cual nunca nos podrá llevar a un estado de bienestar, de satisfacción y de felicidad.

Estemos atentos entonces para poder percibir tempranamente, si algo de esto nos ocurre, pues cuanto antes logremos ser acompañados y ayudados profesionalmente a superar estos estados, nos permitirá ganar salud.

En última instancia, estamos hablando de lo que podemos hacer para "hacernos la vida más fácil.
  

miércoles, 25 de octubre de 2017

48

Publicaciones Semanales Breves   48     -     22 10 2017


Otra "Vuelta de tuerca"
Hace ya un tiempo, en nuestra primera publicación hemos hablado sobre la importancia de la percepción y dijimos que "todo se inicia con la percepción" y si hay algo que no percibimos como problema, sobre eso no podremos hacer nada para solucionarlo.

Lo dicho está bien dicho, pero no es suficiente si nos planteamos la pregunta de por qué tenemos limitaciones en nuestro sistema perceptivo.

Los supuestos psicológicos desde los que partimos producen un filtro en nuestro sistema perceptivo, de modo que no todo lo que podríamos ver lo podremos ver.

Un jefe planteaba cierta vez que "a la gente no le gusta trabajar".

En su oficina tenía los escritorios dispuestos de tal manera que él en todo momento podía observar a sus colaboradores, pues por esta convicción llegaba a la conclusión de que "a la gente hay que controlarla de cerca para que trabaje, pues si pudieran no trabajar, no trabajarían; trabajan porque no les queda más remedio". Ese era su supuesto, su pre juicio.

Este supuesto psicológico del que partía, evidentemente condicionaba su percepción y por consiguiente su accionar.

En algún momento del día por la natural acumulación de líquidos necesitaba salir de la oficina por unos 3 o 4 minutos y al regresar del baño confirmaba su teoría; "salgo por unos pocos minutos y la gente deja de trabajar, es evidente que no quieren trabajar" y en su percepción no tenía lugar la posibilidad de que el breve descanso no era tanto por la tarea como por su propia presencia.

De tal manera que su supuesto psicológico, o su pre concepto, si prefieren llamarlo así, condicionaba su capacidad para comprender la existencia de otras variables, que para él, habían quedado debajo de ciertos puntos ciegos.

Otro jefe podría partir de otro supuesto, pre concepto: "No es que a la gente no le gusta trabajar, sino que no le gusta trabajar en lo que no le gusta", por lo que la tarea de este jefe entonces no sería tanto la de controlar, como la de observar qué innovación, qué cambios, qué rotación se podría ensayar para lograr una mejora en la satisfacción en el trabajo de sus colaboradores y el consecuente desempeño..

En cualquier conversación podremos observar que cada uno plantea su posición o sus propuestas desde sus pre conceptos, no percibiendo que el interlocutor también tiene los suyos, por lo que a poco de andar ambos intentan convencer al otro de su propio punto de vista como el más acertado y valioso.

Inevitablemente ocurre que nadie convence a nadie; lo que sí podemos es ayudar al interlocutor a ampliar su visión y superar los puntos ciegos que le impiden comprender, en mayor amplitud y profundidad, el peso de las variables en juego.

Si en la conversación ocurre que ambos aportan datos y evidencias con las que se ayudan mutuamente a ampliar la visión, es probable, aunque nunca es seguro, que amplíen ambos su inteligencia como para hallar una solución superadora de la situación que tienen entre manos.

Si no logran darse cuenta de cómo su percepción y comprensión es afectada por sus supuestos, sus pre conceptos o pre juicios, en vez de lograr soluciones, abonarán el terreno para la creciente siembra de conflictos.

Para una próxima publicación nos queda pendiente avanzar en la comprensión de cómo se van gestando en cada uno de nosotros estos supuestos, estos prejuicios.

Hasta la próxima entonces.



lunes, 9 de octubre de 2017

47

Publicaciones Semanales Breves 47     -     07 10 2017


 
SALUD Y STRESS  -  Trabajar sobre Uno Mismo Mejora el Stress (Continuación)


Ansiedad y angustia

Dando continuidad al artículo anterior (46), digamos que la  ansiedad es un signo de debilidad, es un indicador de falta de centramiento en lo propio, en uno mismo.

Como hemos tratado en el artículo anterior (45), sin duda es un signo de fortaleza la capacidad de ataque que una persona posee. Además son indicadores de fortaleza la capacidad de eludir o esquivar y también la paciencia. Esta última como sinónimo de la fortaleza que se experimenta cuando uno siente que puede esperar pacientemente el desarrollo natural de los acontecimientos esperados o planificados, porque sabe que el curso de acción trazado es correcto.

Por lo tanto si la paciencia es signo de fortaleza, la impaciencia lo será de debilidad. Y la impaciencia se manifiesta en estados de ansiedad. Es la dificultad para permanecer pacientes. Es el estado de “nerviosismo” que nos indica que estamos dubitativos, temerosos o inseguros. Pero no existe todavía un compromiso corporal, ya que todo este proceso se desarrolla en un plano mental y genera una manifestación emocional, que habitualmente es transitoria.

La angustia en cambio ya es corporal, compromete una zona u órgano de nuestro cuerpo y si establecemos un circuito vicioso, sobre esa zona u órgano se instalará el síntoma primero y luego la enfermedad.

Es como si se tratara de un caudal energético que no logra encontrar un canal adecuado para circular e impulsar las ideas y pensamientos resolutivos.

Si pudiéramos facilitarle un camino posible de circulación a dicha energía, ésta se transformaría en el elemento motorizante y potenciador del cambio. Una de las formas en que podemos facilitar ese cambio es trabajando en la búsqueda de cómo llevar a cabo las acciones íntimamente ligadas a nuestros deseos.

Seguramente aquella energía que estaba produciéndonos la angustia pasa a impulsar las ideas que nos facilitarán el camino hacia la satisfacción de nuestros deseos hoy insatisfechos. Es natural entonces que cuando iniciamos este trabajo y comenzamos a visualizar el proyecto como algo factible, la angustia comience a ceder.

El trabajo sobre uno mismo y la salud

El trabajo sobre uno mismo y sobre el propio proyecto significa tomar un rol activo frente a las dificultades y frente a los deseos, saliendo así de la pasividad “quejosa” que tanto nos debilita y enferma. Es importante subrayar que se trata de una manera de activar los propios recursos para generar acciones pro-activas y auto-curativas.

Como adultos ya sabemos que nada resulta gratuito en la vida y como ya dijimos todo tiene su costo. Quizás nuestra libertad radique en elegir en qué “moneda” pagaremos cuando nos conectamos con nuestros inquietantes deseos.

En algunos casos será afrontando el cambio y en otros, tal vez, haciéndonos cargo de nuestras propias limitaciones y teniendo que aceptar el precio del no cambio renunciando a él.

Los estados de ansiedad que con frecuencia se generan al atravesar este proceso, limitan nuestra capacidad para establecer prioridades, tolerar los tiempos de espera de cada paso o visualizar anticipadamente soluciones ante las dificultades.

Una conclusión

Destacamos la importancia de desarrollar permanentemente nuestra capacidad auto-perceptiva, ya que los datos diagnósticos que obtendremos nos permitirán trabajar sobre nuestra ansiedad e impaciencia, rescatando la fortaleza con que contamos, que será necesaria para crear alternativas de salida, creando nuevos caminos.

Así es que los tiempos interiores de estos procesos de cambio no siempre irán de la mano de los rápidos tiempos industriales. Nuestro reloj interno es más lento.

A mayor compromiso afectivo, más lentos serán los procesos de cambio porque más comprometidos estaremos atendiendo a una mayor cantidad de variables. En realidad, es bueno que esto sea así, porque el contar con ese tiempo de elaboración interna, nos preserva de desestabilizarnos.


Soportar con paciencia el tiempo que requieren estos cambios es templar nuestra fortaleza y nos permite diferenciar los actos espontáneos de los impulsivos.


46

Publicaciones Semanales Breves 46     -     29 09 2017

 
SALUD Y STRESS  -  Trabajar sobre Uno Mismo Mejora el Stress


Cuando fuimos niños nuestros padres guiaban nuestro desarrollo. Ellos eligieron por y para nosotros, establecieron prioridades, decidieron sobre lo bueno y lo malo, lo que debíamos emprender, lo que deberíamos esperar e incluso, sobre aquello que no sería para nosotros.

Luego, con el crecimiento, al convertirnos en personas “más mayores”, más autónomas; desarrollamos el sentido de responsabilidad que nos llevó a hacernos cargo de nuestras decisiones y el consiguiente resultado en términos de crecimiento personal y profesional.

En nuestro camino, con frecuencia hemos tenido que atravesar situaciones difíciles, experimentando así dificultades para hacernos cargo de nuestras propias decisiones.

Así hace su aparición entonces la queja. En infinidad de situaciones oímos a la gente quejarse por “lo que no pudo alcanzar”, “por la mala suerte”, etc. Sepamos que cuando quedamos atrapados en la queja nos paralizamos y perdemos nuestra potencia creadora.

El circuito que se produce es el siguiente: Al quejarnos producimos un breve alivio por la descarga que realizamos. Pero tengamos presente que este alivio va acompañado de algunos elementos tóxicos, que podemos identificar, por ejemplo, en cierto sabor amargo, acidez estomacal, desgano, “nerviosismo” u otros síntomas que se localizarán en alguna parte del cuerpo.

En realidad lo que trata de hacer nuestro organismo con ello es avisarnos que algo no está funcionando bien. Pero nuestro sistema perceptivo no siempre registra e interpreta esos mensajes como avisos que dan cuenta de algún estado de insatisfacción.

Mecanismos de Regulación

La naturaleza nos ha dotado de inteligentes sistemas de alarma y auto-regulación mediante los cuales podemos restablecer el equilibrio cuando éste se ha alterado. Así cumplen con su cometido de preservar la salud.

La sensación de cansancio, los trastornos en el sueño, la irritabilidad, las contracturas musculares y muchos otros síntomas constituyen las señales de ¡Cuidado!, ¡Despacio!, ¡Pare!. Y muchas veces desafiamos a estos sistemas pretendiendo no escucharlos.

Son mecanismos de auto-cuidado que cuando no los registramos, cuando nos tornamos “sordos” a tales mensajes y se mantienen a lo largo del tiempo, terminan enfermándonos, con síntomas aislados primero, luego con su instalación definitiva y más tarde con la estructuración de la enfermedad.

Resulta sorprendente ver como al hacer las cosas en oposición con nuestros propios deseos, podemos llegar a generar una úlcera gástrica, un trastorno cardiovascular, insomnio, dolores de cabeza intensos e incluso un cáncer.

El sentimiento de inseguridad y sus consecuentes temores, o la sensación de impotencia que sentimos frente a la percepción de cambios que serías bueno encarar o tomar nuevos desafíos, nos llevan a desarrollar una “ceguera” que nos impide valorar la dolencia e interpretar su mensaje para comprender profundamente lo que nos está ocurriendo y pensar en qué debemos hacer para modificar la tendencia de la situación.

Darse Cuenta

Es probable (y deseable) que en algún momento nos preguntemos ¿para qué desarrollamos esta “sordera/ceguera”, cual será el beneficio secundario, para qué podrá resultarnos útil?

Este interrogante suele surgir natural y espontáneamente en uno mismo, o lo que es más frecuente, en el marco de una situación de encuentro afectivo, de respeto y cuidado mutuo, en situaciones vinculares saludables y obviamente, también en el contexto de una buena psicoterapia.

La vida es generosa y siempre se nos presentará la oportunidad de encontrarnos en alguna situación en que nos conectaremos con esta reflexión. Esto no es algo que ocurra por casualidad. Es un momento de “despertar”, de apertura. También lo es de crisis y genera inseguridad, temores. Con frecuencia, hasta un incremento pasajero de la dolencia.

Si nos conectamos con nuestro sufrimiento, su percepción será el inicio de un camino hacia la apertura de nuestra conciencia.

Cuando se ha iniciado este proceso de darnos cuenta, resulta imposible el regreso a estadios anteriores. Cualquier intento de calmar nuestras propias ansiedades pretendiendo no mirar lo que se nos ha revelado, será sólo un intento fallido de convencernos a nosotros mismos de algo que no nos resultará ya creíble.

En este punto el sentimiento de soledad se hace más grande e intenso y muchas veces va acompañado de fantasías que nos hablan de que no podremos cambiar.

Resulta claro entonces que hay cosas en nuestras vidas sobre las que nadie más que nosotros mismos puede hacer algo para modificarlas. En el mejor de los casos, alguien puede acompañarnos, pero no podrá hacer por nosotros lo que no podamos hacer nosotros mismos. Nos conectamos así con nuestra propia responsabilidad de decidir.

Hacernos cargo

Desde esta conciencia de soledad adulta ya no podremos pretender responsabilizar a nadie por nuestros propios desaciertos. Quedamos confrontados con nuestras capacidades y limitaciones. Será difícil sostener frente a nosotros mismos aseveraciones tales como que “decidimos mal por culpa de...” Es el momento de hacernos cargo de nuestra responsabilidad por aquello que sí podemos y por lo que está fuera de nuestra posibilidad realizar.

Entonces:
¿Qué posibilidades tenemos?,
¿Qué permisos nos damos?,
¿Con qué recursos contamos como para encontrar alternativas que nos permitan sortear las dificultades y afrontar el cambio?

¿Hasta dónde estamos comprometidos con nosotros mismos para hacer lugar a aquellos anhelos que, quizás han esperado tanto tiempo para convertirse en deseos?

¿Qué nos dicen nuestras convicciones personales acerca de si debemos, si podremos, e incluso si nos merecemos hacer lugar a nuestros deseos?

¿Somos conscientes que si queremos ganar protagonismo en nuestras vidas esto tendrá un precio que será el precio del cambio, que habrá que cotejarlo con el precio del no cambio?, pues permanecer en la situación en que estamos no resulta gratis una vez que se instaló el deseo de cambiar. ¿Estamos en condiciones de afrontar ese costo?

Cuando llegamos a este planteo es un signo claro de que cada vez queda menos espacio para los “juegos psicológicos” conque nos hemos venido distrayendo, en procura de evitar hacernos cargo del costo de asumir los riesgos por transitar el camino del cambio necesario.

Si esta descripción nos resulta conocida es porque alguna vez hemos atravesado momentos similares o porque hoy mismo estamos inmersos en uno de ellos y reconocemos entonces lo que es un estado de ansiedad o de angustia.



sábado, 23 de septiembre de 2017

45

Publicaciones Semanales Breves 45     -     21 09 2017
La Confianza, el Control y la Ansiedad (continuación)

Quiero compartir una mirada desde otro ángulo al tema de La confianza, el Control y la Ansiedad.
Continuando con la reflexión de la publicación anterior, en la que nos hemos referido a la relación que existe entre la confianza y la necesidad de control, procuraremos avanzar en la comprensión de la aparición del síntoma - incremento de la ansiedad - que se manifiesta cuando no logramos confiar en algo y no percibimos la inutilidad de nuestros esfuerzos para insistir en ejercer control.
Nos hemos referido en artículos anteriores a la estructura de nuestro psiquismo que determina el modo singular en que nos movemos y nos manifestamos a lo largo de nuestra vida.
 Y planteamos que a través de nuestras experiencias vividas desde que llegamos al mundo, fuimos dando una especial y única configuración a nuestro sistema de respuestas que está registrado en nuestro nivel inconsciente y tal configuración es la que da origen al modo en que nos movemos. Para facilitar su comprensión hemos utilizado como metáfora "nuestro window".
Una pregunta que podemos hacernos es, cómo hacemos para modificar algo de esa estructura, que es el lugar en el que se origina nuestra conducta y las respuestas que damos ante situaciones que nos resultan difíciles de resolver y que son en consecuencia, productoras de tensión, por lo que afectan nuestra salud.
Una psicoterapia ayuda a generar cambios y favorece el desarrollo de acciones y respuestas más saludables.
Para ilustrar como opera una psicoterapia, podemos considerar lo siguiente:
Un indicador de Fortaleza es la capacidad de Atacar, tanto físicamente, como verbalmente.
Pero no todas las personas tienen su fortaleza en la capacidad de Atacar; hay quienes la tienen en su capacidad de Esquivar, también, física o verbalmente.
Hace muchos años tuvimos un boxeador argentino que fue campeón mundial, pero su fortaleza no estaba en su capacidad de atacar sino en esquivar. Fue Nicolino Locche.
Durante quince rounds de 3 minutos cada uno, su contrincante no podía asentarla una trompada, pues era una especie de bailarín en el ring y esquivaba prácticamente todos los golpes.
Nunca ganó un pelea por knockout, pues su fortaleza estaba en su capacidad de Esquivar y no de pegar.
Finalmente tenemos la Paciencia, como indicador por excelencia de fortaleza. No me estoy refiriendo al concepto vulgar de paciencia, tipo, "paciencia macho, te han jodido...", acompañadas estas palabras de una palmada en el hombro.
Hablo de la Paciencia como virtud, como la capacidad de esperar el desarrollo natural de los acontecimientos, sin ponernos ansiosos, al saber que lo que está ocurriendo es lo que sabemos que debe ocurrir y eso lleva un tiempo.
El saberlo nos brinda la fortaleza que permite esperar pacientemente que transcurra el tiempo necesario para que tales acontecimientos tengan lugar y al saber que eso es lo que muy probablemente va a ocurrir no me pondré ansioso, sino que podrá esperar que ocurra lo que tenga que ocurrir para que se produzca el hecho esperado.
En una psicoterapia se va produciendo un conocimiento creciente de uno mismo, de modo que ese saber es el que nos permite instalarnos en un lugar de mayor paciencia al darnos cuenta de cómo funcionamos.
Es el mejor ansiolítico, pues no tiene efectos secundarios ni adversos. Se trata simple, pero trabajosamente de ampliar nuestra comprensión sobre nosotros mismos, de modo que la mayor fortaleza se basa en un sentimiento de autoafirmación creciente y consecuentemente una mayor autoestima.
No estaremos tan pre-ocupados por controlar lo que no está en nuestras manos controlar, y por tal motivo ansiosos, sino que nos ocuparemos, (sin pre), por observar el curso de los acontecimientos serenamente.
Estamos diciendo que la Paciencia es un fenómeno que se genera internamente, como consecuencia de desarrollar nuestra capacidad perceptiva, es decir, ampliar nuestra visión.
El beneficio consecuente será de poder profundizar en la comprensión del hecho que nos inquieta, disminuyendo así los niveles de ansiedad.
Podemos concluir que si la Paciencia es Fortaleza, su opuesto, la Impaciencia, será Debilidad y  podemos ver que se manifiesta en los estados de ansiedad.


viernes, 15 de septiembre de 2017

44

Publicaciones Semanales Breves 44     -     14 09 2017
La Confianza, el Control y la Ansiedad

Días pasados presencié una escena que me resultó interesante por la reflexión que me generó.
En una confitería se encontraban sentados a una mesa dos personas, un muchacho joven y una chica, también joven; ambos, como corresponde en estos tiempos, con su teléfono celular sobre la mesa.
Se los veía que estaban conversando agradablemente.
En un momento suena uno de los dos teléfonos, el de ella en este caso, quien atiende la llamada y mantiene una breve conversación.
Ni bien termina la conversación telefónica, él le pregunta: ¿Quien te llamó?, en un tono no muy amigable, que mostraba cierta molestia; ¿celos?, ¿falta de confianza?,¿ qué habrá pasado por su imaginario?
Ella le contesta, pero el clima de la conversación, visto desde la distancia en la que yo estaba, se veía que había cambiado, ya no fue el mismo.
Recordé que cuando con mi amigo Claudio, con quien trabajo frecuentemente en la problemática de la aerofobia; (personas con temor a volar en avión), asistimos a personas que se inquietan y sufren estados de ansiedad, muchas veces muy intensos, pues desde la butaca en la que se encuentran sentadas en el avión, pretenden controlar lo que ocurrirá en el vuelo, en el momento del despegue, en el crucero, en los momentos de turbulencia, frente a las condiciones climáticas, en relación a los ruidos, al aterrizaje, etc.
Desde la butaca no es posible controlar nada. Todo lo concerniente al vuelo es controlado desde la cabina del avión, en combinación con la información que los pilotos reciben de tierra, de los satélites, desde los otros aviones, etc. y son ellos los únicos que ejercen el control del avión.   
Si la persona no logra depositar cierta confianza mínima en todo lo que constituye el sistema de aeronavegación comercial, se pondrá crecientemente ansiosa por la ilusoria pretensión de controlar lo que desde la butaca no se puede controlar.
Si en cambio experimentan confianza, podrán relajarse y disfrutar del viaje, pero si no logran depositar esa dosis mínima de confianza la pasarán mal, pues la necesidad de sentirse en control de la situación desde una posición en la que es imposible controlar, les llevará inevitablemente a que se incrementen los niveles de ansiedad.
Y la ansiedad es la primera manifestación con la que se pone de  manifiesto este malestar.
Y es importante saber que cuando se incrementa nuestro estado de ansiedad, luego, en algún momento hace su aparición la angustia, que es un grado mayor de malestar y más delicado para la salud, pues la angustia conlleva un compromiso corporal.
Esto significa que la angustia ya afecta la salud, pues hace impacto en algún órgano o en alguna zona de nuestro cuerpo que es en la que tenemos instalados nuestros "fusibles".
Quiero manifestar la gran importancia de estar atentos a estas manifestaciones emocionales que comprometen nuestra salud, cada vez que nos encontramos en alguna situación en la que experimentamos una pérdida de nuestra capacidad de control sobre las variables que afectan nuestra percepción.
Lo que intento decir es que existe una relación directa entre nuestra confianza y nuestra necesidad de experimentar que estamos en control.
Si no podemos confiar, necesitaremos sentir que estamos mucho más en control que si estuviéramos pudiendo confiar.
Si el muchacho de la confitería sintiera mayor confianza en su pareja, no le importaría quien la llamó; ya ella se lo dirá, si es importante compartirlo o si no le participa, quizás sea porque no se trataba de algo que mereciera ser compartido en ese momento; ya ella le contaría.
Si la persona viajera sintiera confianza en los múltiples controles del sistema de aeronavegación, podría relajarse y conectarse con el placer de viajar en avión, pues no estaría en estado de ansiedad por la pretensión de controlar lo que desde la butaca es incontrolable.
Se trata entonces de mirarnos en el espejo de mirar hacia adentro y explorar que nos lleva a no poder confiar un poco más.
Está bueno que cuando atravesamos momentos como éstos, podamos preguntarnos a nosotros mismos sobre qué necesitamos hacer u obtener que nos permita incrementar nuestra confianza frente a lo que nos inquieta.

Las preguntas son lo mejor que podemos hacernos para abrirnos a la reflexión en esta búsqueda de respuestas útiles y saludables para poder relajarnos y hacer que desciendan los niveles de ansiedad y cuidar así nuestra salud



viernes, 25 de agosto de 2017

43

Publicaciones Semanales Breves 43     -     24 08 2017
Los beneficios de la RECONTEXTUALIZACIÓN

Hace unos años atrás, uno de mis hijos iniciaba 4º año del bachillerato.
Conversando con él, le pregunté sobre las materias nuevas que tendría en ese año y me comenta que una de ellas era Literatura.
Le comento que era una asignatura para aprovecharla y disfrutarla, pues iba a hacer lecturas de temas que son buenos para leer en esa edad, pues luego, con al avance de los estudios, suele pasar que nos enfrascamos en lecturas específicas de la carrera y puede que no nos podamos hacer el tiempo para leer literatura.
Me dice entonces que sí, que eso está bien, pero que la profesora era una H. de P.
¿Por qué? le pregunto, qué pasó.
Dijo al comienzo de la clase que íbamos a poder leer lo que quisiéramos y al rato, saca una hoja de su cartera, la muestra con una lista de unos veinte libros y dice que íbamos a poder leer lo que quisiéramos de esa lista.
A los chicos esa aclaración les cayó muy mal y a mi hijo lo llevó a quejarse y discutir con la profesora, de tal manera que ya desde ese primer momento, el vínculo de él con ella quedó medio "machucado".
No siempre uno está muy lúcido, en todo caso hablo por mí, pero ese día y en ese momento se ve que tuve como un buen chispazo que me iluminó y le dije: "Que suerte que tenés de tener una profesora H. de P".
Obviamente que se enojó conmigo, me increpó, que cómo le decía eso, que si lo estaba "gastando", etc.
Se me ocurrió decirle que era una buena oportunidad como para hacer un aprendizaje, en una condición de bajo riesgo, sobre cómo manejarse con una persona que tiene autoridad, o mayor poder que uno y que es un/a H. de P., pues a lo largo de la vida tendrá que toparse con más profesoras y profesores H. de P., en lo que le quedaba de la escuela, luego sería en la facultad y también en el mundo del trabajo, donde podría encontrarse con jefes, jefas, compañeros y compañeras H. de P. y varias personas en cualquier ámbito, pues no hay vacunas para eso.
Y que tuviera en cuenta que a ningún alumno nunca lo han echado por ser muy buen alumno, por lo que eso sería lo mejor que podría hacer para remontar el machucón inicial del vínculo.
Y que cuando hubiera logrado un lugar de reconocimiento por su saber y su compromiso, todo sería mucho más fácil y podría disfrutar del aprendizaje realizado; me refiero no solo a Literatura.
Me escuchó pero no le cayó demasiado bien mi razonamiento.
A lo largo del año fui siguiendo de cerca el curso de los acontecimientos y cuando ante alguna anécdota yo le preguntaba qué había aprendido, su respuesta habitual era que nada había aprendido.
Entonces yo le preguntaba si cuando le dijo tal cosa y ella le respondió tal otra, etc. etc. no había aprendido tal cosa...?
A veces lo negaba y otras me miraba no con muy buena cara y así fue transcurriendo el ciclo lectivo.
Lo cierto es que a lo largo del año fue aprendiendo no solo literatura, ya que aprobó sin tener que dar examen final, sino que fue pasando del extremo de la queja, la inacción a la pro actividad, pudiendo tomar un creciente protagonismo en su rol de alumno, quizás cuestionador, pero comprometido y responsable.
Qué es lo que ocurrió que yo valoro?, que dejó de quejarse a partir de encontrar un camino posible y beneficioso para él, que le permitió, desde la posición pasiva y quejosa por sentir que él no podía hacer nada más que acomodarse con bronca a una situación de dependencia y desplazarse hacia una posición en la cual pudo desplegar una acción correctiva y de importante aprendizaje.
Finalmente cuando terminó la cursada del año, tuvimos una muy buena charla en la que pudo revisar y hacer un aprendizaje de una forma de afrontar y resolver una situación, que no solo lo molestaba, sino que atentaba contra su propio crecimiento y desarrollo personal.
Llamo RECONTEXTUALIZAR la situación al animarnos a cambiar la perspectiva desde la que estamos percibiendo una determinada situación, hacia otra perspectiva que nos permita encontrar el beneficio posible de transitar esa experiencia, que a primera vista nos resulta desagradable u odiosa.
Así que cuando nos encontremos con alguna dificultad les recomiendo que accionen el "magiclick", para que la chispa nos ayude a iluminar el campo y poder encontrar alguno de los beneficios que habitualmente no están muy a la vista, pero que si logramos correr el velo, aparecerán.



viernes, 18 de agosto de 2017

42

Publicaciones Semanales Breves 42     -     17 08 2017
Nuestros "patrones" de conducta y otras yerbas


En la publicación anterior nos hemos referido a nuestros patrones de conducta.
Hoy me gustaría ilustrar con un ejemplo, un poco inventado pero tomado de la realidad, que nos facilite la comprensión de este proceso mediante el cual, hemos ido creando patrones de conducta, o matrices que han sido modeladoras de nuestro modo de estar en el mundo.
Imaginemos una criatura pequeña, que en determinado momento se resfría, o contrae una  gripe, o desarrolla una angina; levanta algo de temperatura, entonces la madre no va a su trabajo, pues se queda a cuidar y acompañar a su hijo.
El pequeño no tiene la madurez como para pensar y relacionar un hecho con el otro: "me enfermé y mamita se quedó conmigo", pero sí tiene la capacidad de percibir que, lo que él más quiere, que es estar al lado de su madre, ocurre.
A los diez o quince días repite el cuadro febril, que se lo definirá como una recaída.
Si el pediatra no fuera muy lúcido podría ocurrir que recete una batería de antibióticos como para eliminar bacterias del tamaño de elefantes.
Afortunadamente eso no es lo que ocurre más frecuentemente.
Si el pediatra en cambio tiene una visión amplia que va más allá de lo estrictamente médico y puede percibir que ya existen mecanismos muy rudimentarios, pero efectivos, que llevan a establecer alguna conexión entre una situación (la fiebre) y la otra (mamá se queda conmigo), indicará otras medidas de atención y cuidado, orientadas a crear condiciones adecuadas para ayudar al bebe.
En realidad, ¿qué es lo que ocurre?
El mecanismo empleado por el niño es eficaz, pues logra lo que desea: que su madre se quede con él y decimos que es eficaz, pues logra su cometido.
Lo que el bebé no percibe es que el costo de aplicar este mecanismo es el más alto, pues lo paga en la moneda salud.
Pero por ser eficaz, intentará aplicarlo más de una vez y si ni los padres ni el pediatra logran comprender lo que está ocurriendo subterráneamente, el niño continuará intentando resolver sus estados de ansiedad y angustia de este modo.
Es muy probable que si el entorno familiar lo favorece, este mecanismo con el tiempo, vaya consagrando un modo de respuesta ante las situaciones en las que esta personita se sienta débil, inseguro, vulnerable... y termine conformando una "matriz de conducta" que se activa, por decirlo de un modo simple, automáticamente.
Se irán repitiendo entonces los episodios en los que se afecta su salud, pues es la forma de llamar  y conseguir la atención; en esta primera etapa de la vida, atención de la mamá y luego, de este modo llamará la atención de otras personas de su entorno próximo.
Si con el correr del tiempo no se desarrolla una percepción y comprensión de lo nocivo de este dinamismo interno, es muy probable que esta persona desarrolle un estilo predominantemente dependiente, donde para él será muy natural instalarse en un rol demandante, y si no media una acción esclarecedora, más adelante puede cristalizarse en este modo de estar en el mundo, dependiente y demandante.
La etiología de algunos cuadros asmáticos suele estar íntimamente vinculada a este fenómeno. Resulta muy claro cuando podemos observar las circunstancias en las que se manifiesta la sintomatología de la falta de aire, la sensación de ahogo, donde habitualmente encontraremos que se hace patente la sensación de inseguridad y necesidad de apoyo.
¿Qué es lo importante?

·         Tener muy en claro que estamos hablando de matrices de conducta que no han sido heredadas genéticamente, sino que han sido construidas por uno mismo ante vivencias que nos llevaron a sufrir.
·         Que si nosotros mismos las hemos construido en un momento de nuestra vida, ahora ante la evidencia de su disfunción las podemos modificar o reemplazar por nuevas matrices que hoy podemos construir.
·         Que esta tarea es difícil si la quisiéramos hacer en solitario, por lo que será importante estar atentos para encontrar un buen acompañamiento terapéutico.