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Publicaciones Semanales Breves 48 - 22 10 2017
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Hace ya un tiempo, en nuestra primera publicación hemos hablado sobre la importancia de la percepción y dijimos que "todo se inicia con la percepción" y si hay algo que no percibimos como problema, sobre eso no podremos hacer nada para solucionarlo.
Lo dicho está bien dicho, pero no es suficiente si nos planteamos la pregunta de por qué tenemos limitaciones en nuestro sistema perceptivo.
Los supuestos psicológicos desde los que partimos producen un filtro en nuestro sistema perceptivo, de modo que no todo lo que podríamos ver lo podremos ver.
Un jefe planteaba cierta vez que "a la gente no le gusta trabajar".
En su oficina tenía los escritorios dispuestos de tal manera que él en todo momento podía observar a sus colaboradores, pues por esta convicción llegaba a la conclusión de que "a la gente hay que controlarla de cerca para que trabaje, pues si pudieran no trabajar, no trabajarían; trabajan porque no les queda más remedio". Ese era su supuesto, su pre juicio.
Este supuesto psicológico del que partía, evidentemente condicionaba su percepción y por consiguiente su accionar.
En algún momento del día por la natural acumulación de líquidos necesitaba salir de la oficina por unos 3 o 4 minutos y al regresar del baño confirmaba su teoría; "salgo por unos pocos minutos y la gente deja de trabajar, es evidente que no quieren trabajar" y en su percepción no tenía lugar la posibilidad de que el breve descanso no era tanto por la tarea como por su propia presencia.
De tal manera que su supuesto psicológico, o su pre concepto, si prefieren llamarlo así, condicionaba su capacidad para comprender la existencia de otras variables, que para él, habían quedado debajo de ciertos puntos ciegos.
Otro jefe podría partir de otro supuesto, pre concepto: "No es que a la gente no le gusta trabajar, sino que no le gusta trabajar en lo que no le gusta", por lo que la tarea de este jefe entonces no sería tanto la de controlar, como la de observar qué innovación, qué cambios, qué rotación se podría ensayar para lograr una mejora en la satisfacción en el trabajo de sus colaboradores y el consecuente desempeño..
En cualquier conversación podremos observar que cada uno plantea su posición o sus propuestas desde sus pre conceptos, no percibiendo que el interlocutor también tiene los suyos, por lo que a poco de andar ambos intentan convencer al otro de su propio punto de vista como el más acertado y valioso.
Inevitablemente ocurre que nadie convence a nadie; lo que sí podemos es ayudar al interlocutor a ampliar su visión y superar los puntos ciegos que le impiden comprender, en mayor amplitud y profundidad, el peso de las variables en juego.
Si en la conversación ocurre que ambos aportan datos y evidencias con las que se ayudan mutuamente a ampliar la visión, es probable, aunque nunca es seguro, que amplíen ambos su inteligencia como para hallar una solución superadora de la situación que tienen entre manos.
Si no logran darse cuenta de cómo su percepción y comprensión es afectada por sus supuestos, sus pre conceptos o pre juicios, en vez de lograr soluciones, abonarán el terreno para la creciente siembra de conflictos.
Para una próxima publicación nos queda pendiente avanzar en la comprensión de cómo se van gestando en cada uno de nosotros estos supuestos, estos prejuicios.
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