lunes, 9 de octubre de 2017

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Publicaciones Semanales Breves 47     -     07 10 2017


 
SALUD Y STRESS  -  Trabajar sobre Uno Mismo Mejora el Stress (Continuación)


Ansiedad y angustia

Dando continuidad al artículo anterior (46), digamos que la  ansiedad es un signo de debilidad, es un indicador de falta de centramiento en lo propio, en uno mismo.

Como hemos tratado en el artículo anterior (45), sin duda es un signo de fortaleza la capacidad de ataque que una persona posee. Además son indicadores de fortaleza la capacidad de eludir o esquivar y también la paciencia. Esta última como sinónimo de la fortaleza que se experimenta cuando uno siente que puede esperar pacientemente el desarrollo natural de los acontecimientos esperados o planificados, porque sabe que el curso de acción trazado es correcto.

Por lo tanto si la paciencia es signo de fortaleza, la impaciencia lo será de debilidad. Y la impaciencia se manifiesta en estados de ansiedad. Es la dificultad para permanecer pacientes. Es el estado de “nerviosismo” que nos indica que estamos dubitativos, temerosos o inseguros. Pero no existe todavía un compromiso corporal, ya que todo este proceso se desarrolla en un plano mental y genera una manifestación emocional, que habitualmente es transitoria.

La angustia en cambio ya es corporal, compromete una zona u órgano de nuestro cuerpo y si establecemos un circuito vicioso, sobre esa zona u órgano se instalará el síntoma primero y luego la enfermedad.

Es como si se tratara de un caudal energético que no logra encontrar un canal adecuado para circular e impulsar las ideas y pensamientos resolutivos.

Si pudiéramos facilitarle un camino posible de circulación a dicha energía, ésta se transformaría en el elemento motorizante y potenciador del cambio. Una de las formas en que podemos facilitar ese cambio es trabajando en la búsqueda de cómo llevar a cabo las acciones íntimamente ligadas a nuestros deseos.

Seguramente aquella energía que estaba produciéndonos la angustia pasa a impulsar las ideas que nos facilitarán el camino hacia la satisfacción de nuestros deseos hoy insatisfechos. Es natural entonces que cuando iniciamos este trabajo y comenzamos a visualizar el proyecto como algo factible, la angustia comience a ceder.

El trabajo sobre uno mismo y la salud

El trabajo sobre uno mismo y sobre el propio proyecto significa tomar un rol activo frente a las dificultades y frente a los deseos, saliendo así de la pasividad “quejosa” que tanto nos debilita y enferma. Es importante subrayar que se trata de una manera de activar los propios recursos para generar acciones pro-activas y auto-curativas.

Como adultos ya sabemos que nada resulta gratuito en la vida y como ya dijimos todo tiene su costo. Quizás nuestra libertad radique en elegir en qué “moneda” pagaremos cuando nos conectamos con nuestros inquietantes deseos.

En algunos casos será afrontando el cambio y en otros, tal vez, haciéndonos cargo de nuestras propias limitaciones y teniendo que aceptar el precio del no cambio renunciando a él.

Los estados de ansiedad que con frecuencia se generan al atravesar este proceso, limitan nuestra capacidad para establecer prioridades, tolerar los tiempos de espera de cada paso o visualizar anticipadamente soluciones ante las dificultades.

Una conclusión

Destacamos la importancia de desarrollar permanentemente nuestra capacidad auto-perceptiva, ya que los datos diagnósticos que obtendremos nos permitirán trabajar sobre nuestra ansiedad e impaciencia, rescatando la fortaleza con que contamos, que será necesaria para crear alternativas de salida, creando nuevos caminos.

Así es que los tiempos interiores de estos procesos de cambio no siempre irán de la mano de los rápidos tiempos industriales. Nuestro reloj interno es más lento.

A mayor compromiso afectivo, más lentos serán los procesos de cambio porque más comprometidos estaremos atendiendo a una mayor cantidad de variables. En realidad, es bueno que esto sea así, porque el contar con ese tiempo de elaboración interna, nos preserva de desestabilizarnos.


Soportar con paciencia el tiempo que requieren estos cambios es templar nuestra fortaleza y nos permite diferenciar los actos espontáneos de los impulsivos.


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