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Publicaciones Semanales Breves 44 - 14 09 2017
La Confianza, el Control y la Ansiedad
Días
pasados presencié una escena que me resultó interesante por la reflexión que me
generó.
En una
confitería se encontraban sentados a una mesa dos personas, un muchacho joven y
una chica, también joven; ambos, como corresponde en estos tiempos, con su
teléfono celular sobre la mesa.
Se los
veía que estaban conversando agradablemente.
En un
momento suena uno de los dos teléfonos, el de ella en este caso, quien atiende
la llamada y mantiene una breve conversación.
Ni bien
termina la conversación telefónica, él le pregunta: ¿Quien te llamó?, en un
tono no muy amigable, que mostraba cierta molestia; ¿celos?, ¿falta de
confianza?,¿ qué habrá pasado por su imaginario?
Ella le
contesta, pero el clima de la conversación, visto desde la distancia en la que
yo estaba, se veía que había cambiado, ya no fue el mismo.
Recordé
que cuando con mi amigo Claudio, con quien trabajo frecuentemente en la
problemática de la aerofobia; (personas con temor a volar en avión), asistimos
a personas que se inquietan y sufren estados de ansiedad, muchas veces muy
intensos, pues desde la butaca en la que se encuentran sentadas en el avión,
pretenden controlar lo que ocurrirá en el vuelo, en el momento del despegue, en
el crucero, en los momentos de turbulencia, frente a las condiciones
climáticas, en relación a los ruidos, al aterrizaje, etc.
Desde
la butaca no es posible controlar nada. Todo lo concerniente al vuelo es
controlado desde la cabina del avión, en combinación con la información que los
pilotos reciben de tierra, de los satélites, desde los otros aviones, etc. y
son ellos los únicos que ejercen el control del avión.
Si la persona no logra depositar cierta confianza mínima en
todo lo que constituye el sistema de aeronavegación comercial, se pondrá
crecientemente ansiosa por la ilusoria pretensión de controlar lo que desde la
butaca no se puede controlar.
Si en cambio experimentan confianza, podrán relajarse y
disfrutar del viaje, pero si no logran depositar esa dosis mínima de confianza
la pasarán mal, pues la necesidad de sentirse en control de la situación desde
una posición en la que es imposible controlar, les llevará inevitablemente a
que se incrementen los niveles de ansiedad.
Y la ansiedad es la primera manifestación con la que se pone
de manifiesto este malestar.
Y es importante saber que cuando se incrementa nuestro
estado de ansiedad, luego, en algún momento hace su aparición la angustia, que
es un grado mayor de malestar y más delicado para la salud, pues la angustia conlleva
un compromiso corporal.
Esto significa que la angustia ya afecta la salud, pues hace
impacto en algún órgano o en alguna zona de nuestro cuerpo que es en la que
tenemos instalados nuestros "fusibles".
Quiero manifestar la gran importancia de estar atentos a
estas manifestaciones emocionales que comprometen nuestra salud, cada vez que
nos encontramos en alguna situación en la que experimentamos una pérdida de
nuestra capacidad de control sobre las variables que afectan nuestra percepción.
Lo que intento decir es que existe una relación directa
entre nuestra confianza y nuestra necesidad de experimentar que estamos en
control.
Si no podemos confiar, necesitaremos sentir que estamos mucho
más en control que si estuviéramos pudiendo confiar.
Si el muchacho de la confitería sintiera mayor confianza en
su pareja, no le importaría quien la llamó; ya ella se lo dirá, si es
importante compartirlo o si no le participa, quizás sea porque no se trataba de
algo que mereciera ser compartido en ese momento; ya ella le contaría.
Si la persona viajera sintiera confianza en los múltiples
controles del sistema de aeronavegación, podría relajarse y conectarse con el
placer de viajar en avión, pues no estaría en estado de ansiedad por la pretensión
de controlar lo que desde la butaca es incontrolable.
Se trata entonces de mirarnos en el espejo de mirar hacia
adentro y explorar que nos lleva a no poder confiar un poco más.
Está bueno que cuando atravesamos momentos como éstos,
podamos preguntarnos a nosotros mismos sobre qué necesitamos hacer u obtener
que nos permita incrementar nuestra confianza frente a lo que nos inquieta.
Las preguntas son lo mejor que podemos hacernos para abrirnos
a la reflexión en esta búsqueda de respuestas útiles y saludables para poder
relajarnos y hacer que desciendan los niveles de ansiedad y cuidar así nuestra
salud
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