viernes, 15 de septiembre de 2017

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Publicaciones Semanales Breves 44     -     14 09 2017
La Confianza, el Control y la Ansiedad

Días pasados presencié una escena que me resultó interesante por la reflexión que me generó.
En una confitería se encontraban sentados a una mesa dos personas, un muchacho joven y una chica, también joven; ambos, como corresponde en estos tiempos, con su teléfono celular sobre la mesa.
Se los veía que estaban conversando agradablemente.
En un momento suena uno de los dos teléfonos, el de ella en este caso, quien atiende la llamada y mantiene una breve conversación.
Ni bien termina la conversación telefónica, él le pregunta: ¿Quien te llamó?, en un tono no muy amigable, que mostraba cierta molestia; ¿celos?, ¿falta de confianza?,¿ qué habrá pasado por su imaginario?
Ella le contesta, pero el clima de la conversación, visto desde la distancia en la que yo estaba, se veía que había cambiado, ya no fue el mismo.
Recordé que cuando con mi amigo Claudio, con quien trabajo frecuentemente en la problemática de la aerofobia; (personas con temor a volar en avión), asistimos a personas que se inquietan y sufren estados de ansiedad, muchas veces muy intensos, pues desde la butaca en la que se encuentran sentadas en el avión, pretenden controlar lo que ocurrirá en el vuelo, en el momento del despegue, en el crucero, en los momentos de turbulencia, frente a las condiciones climáticas, en relación a los ruidos, al aterrizaje, etc.
Desde la butaca no es posible controlar nada. Todo lo concerniente al vuelo es controlado desde la cabina del avión, en combinación con la información que los pilotos reciben de tierra, de los satélites, desde los otros aviones, etc. y son ellos los únicos que ejercen el control del avión.   
Si la persona no logra depositar cierta confianza mínima en todo lo que constituye el sistema de aeronavegación comercial, se pondrá crecientemente ansiosa por la ilusoria pretensión de controlar lo que desde la butaca no se puede controlar.
Si en cambio experimentan confianza, podrán relajarse y disfrutar del viaje, pero si no logran depositar esa dosis mínima de confianza la pasarán mal, pues la necesidad de sentirse en control de la situación desde una posición en la que es imposible controlar, les llevará inevitablemente a que se incrementen los niveles de ansiedad.
Y la ansiedad es la primera manifestación con la que se pone de  manifiesto este malestar.
Y es importante saber que cuando se incrementa nuestro estado de ansiedad, luego, en algún momento hace su aparición la angustia, que es un grado mayor de malestar y más delicado para la salud, pues la angustia conlleva un compromiso corporal.
Esto significa que la angustia ya afecta la salud, pues hace impacto en algún órgano o en alguna zona de nuestro cuerpo que es en la que tenemos instalados nuestros "fusibles".
Quiero manifestar la gran importancia de estar atentos a estas manifestaciones emocionales que comprometen nuestra salud, cada vez que nos encontramos en alguna situación en la que experimentamos una pérdida de nuestra capacidad de control sobre las variables que afectan nuestra percepción.
Lo que intento decir es que existe una relación directa entre nuestra confianza y nuestra necesidad de experimentar que estamos en control.
Si no podemos confiar, necesitaremos sentir que estamos mucho más en control que si estuviéramos pudiendo confiar.
Si el muchacho de la confitería sintiera mayor confianza en su pareja, no le importaría quien la llamó; ya ella se lo dirá, si es importante compartirlo o si no le participa, quizás sea porque no se trataba de algo que mereciera ser compartido en ese momento; ya ella le contaría.
Si la persona viajera sintiera confianza en los múltiples controles del sistema de aeronavegación, podría relajarse y conectarse con el placer de viajar en avión, pues no estaría en estado de ansiedad por la pretensión de controlar lo que desde la butaca es incontrolable.
Se trata entonces de mirarnos en el espejo de mirar hacia adentro y explorar que nos lleva a no poder confiar un poco más.
Está bueno que cuando atravesamos momentos como éstos, podamos preguntarnos a nosotros mismos sobre qué necesitamos hacer u obtener que nos permita incrementar nuestra confianza frente a lo que nos inquieta.

Las preguntas son lo mejor que podemos hacernos para abrirnos a la reflexión en esta búsqueda de respuestas útiles y saludables para poder relajarnos y hacer que desciendan los niveles de ansiedad y cuidar así nuestra salud



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