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Publicaciones Semanales Breves 30 - 22 05 2017
La Ilusión los Sueños, la Motivación, los Valores... (continuación)
Pasar de un círculo al siguiente en el planteo del artículo
anterior, ampliar nuestra área de influencia, poder llegar con nuestras ideas, nuestras
convicciones, nuestras propuestas a un círculo mayor, implica afrontar los
desafíos que nos plantean los límites que conlleva toda situación en la vida.
La percepción de límites en principio nos molesta, nos
fastidia, pues en general marcan un punto de fricción entre lo que queremos
realizar y las posibilidades reales y concretas de hacerlo.
También debemos decir que existen límites internos y
externos.
De los primeros no siempre somos conscientes, pero algunas
veces, por inseguridades propias que generan ciertos temores, nos llevan a sentir
y pensar que no será posible avanzar en la realización de lo que deseamos.
También ocurre con frecuencia que tendemos a culpar o
responsabilizar a otros de lo que en realidad nosotros mismos no podemos o no
nos animamos a hacer y preferimos permanecer en la inacción.
En general ocurre que hay un poco y un poco, como ocurre habitualmente,
existen dificultades internas y externas y la combinación de ambas culminan en
una suma que será limitante para nuestro accionar.
Todo esto, sumado a otras causas, termina en un malestar y
rechazo a la sola idea de los límites, lo que conspira incluso en malas praxis
paternas y maternas a la hora de educar a los hijos.
Nuestro habitual enojo con los límites nos impide ver que el
amor no consiste solo en dar y dar y dar. Es bueno, valioso y necesario el dar,
tanto como el ayudar al desarrollo de la conciencia de los límites.
Un niño que va creciendo sin reconocer que "todo no se
puede", no le será fácil desarrollar su tolerancia a la frustración y
tanto en la adolescencia, en su paso por la escuela, en su juventud y más tarde
en la adultez, en el recorrido por la vida tanto personal como laboral, le
resultará complicado aceptar los límites necesarios para lograr una interacción
saludable con los otros y en la vida institucional en la que se integre.
Existe una metáfora interesante que nos invitará a revisar
nuestras apreciaciones acerca de los límites.
Imaginemos que nos encontramos en la terraza de un piso 40
en un edificio y no han colocado aún las barandas que marcan el límite entre el
piso firme y el vacío.
En esta situación, ¿A qué distancia del borde estaríamos
dispuestos a acercarnos?
Seguramente la gran mayoría diría que permaneceríamos en la
parte más central, equidistantes de los bordes.
Acto seguido son colocadas las barandas que marcan con
precisión el límite entre el piso firme y el vacío, ¿A qué distancia del borde
estaríamos dispuestos a acercarnos en esta nueva situación?.
Seguramente, la mayoría diría que mucho más cerca del borde;
incluso habrá quienes dirán que hasta la baranda.
Lo que vemos entonces es que la percepción del límite nos
permite ampliar nuestro espacio, simbólicamente en esta propuesta de
imaginación está expresado el beneficio de la percepción del límite.
Entiendo entonces que puede ser útil alimentar nuestra
reflexión sobre el tema de nuestra área de influencia, pues el cómo ampliarla,
entre otras cosas, dependerá en buena medida de la percepción de los límites de
hasta dónde puedo avanzar en cada área.
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