sábado, 12 de agosto de 2017

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Publicaciones Semanales Breves 41     -     11 08 2017
El enojo, la frustración y sus consecuencias  (Segunda Continuación)

En la publicación anterior, la número 40, hemos intentado una mirada a esa área de nuestro ser que nombramos como el Inconsciente.
Entre otras cosas, dijimos que todo lo que hemos vivido está registrado en nuestro Inconsciente y que es el lugar en el que se albergan todas nuestras memorias con su correspondiente huella emocional, pero es mucho más que eso.
Para simplificar la explicación dijimos que es como si fuera nuestro "Windows"; ahí es donde está registrado el modo singular en el que fuimos configurando todas nuestras experiencias de vida.
Si nos remontamos en el tiempo y vamos al momento y las circunstancias en que tiene su origen este concepto, aparece la genial figura de Freud y observamos que cuando desarrolla su teoría ante sus colegas, éstos casi lo tiran por la ventana, pues por no comprender tan complejo concepto, les resultaba más fácil creer que Freud se había vuelto loco.
Este es un relato simplificado de lo que en realidad ocurrió.
Dada la complejidad implícita en tal concepto, respetuosamente y tomando valiosos elementos de otros aportes teóricos como por ejemplo el Psicodrama, podemos intentar una aproximación que nos facilite el acceso al conocimiento y reconocimiento de esta estructura clave de nuestro psiquismo, procurando reconocer en nosotros mismos manifestaciones que dan cuenta de su existencia.
Invito a pensarnos y observarnos como portadores de una serie de Personajes Internos Imaginarios que ante diferentes situaciones hacen su aparición algunos de ellos, mientras que otros permanecen en un segundo plano, o distraídos o mirando para otro lado.
Seguramente nos resultará fácil reconocer a alguno de estos personajes.
En un proceso terapéutico, resulta muy útil y facilitador para la tarea de reparación interior, ir descubriendo y reconociendo cómo está facilitado en cada uno de nosotros el mayor protagonismo de unos personajes sobre los otros y como resultado de esta dinámica interna, resulta que funcionamos de tal o cual manera.
A modo de ejemplo, intentemos nominar a algunos de estos personajes para acercarnos a una mejor comprensión de nuestro singular funcionamiento:
El Juez Crítico, que es autocrítico y ejerce una influencia predominante, esto se manifestará en un singular modo de actuar.
Consideremos entonces la influencia que podrán tener otros personajes asociados:
El Huidizo que huye por sentir que no debe o no puede enfrentar la situación planteada;
El Temeroso que desarrolla pensamientos catastróficos que lo llevan a tener una mirada marcada por la inseguridad;
El Inseguro que siente que no puede hacer nada, pues siente que no sabe lo suficiente como para tomar una acción asertiva;
El Pasivo que ante las dificultades, por sentir que no podrá con ellas, casi sin darse cuenta decide no hacer nada y dejar que otros tomen iniciativas por él;
El Dependiente que por no poder asumir cierta cuota mínima de riesgo al tomar decisiones, deja que otros decidan por él, aún cuando lo que se decida vaya en contra de sus deseos;
Algunas de estas combinaciones nos permiten comprender mejor por qué hay personas que van perdiendo protagonismo en sus vidas, se recluyen en situaciones en las que han perdido la iniciativa y se van acomodando pasivamente en los lugares donde hoy los mandan y mañana los tiran.
Afortunadamente contamos con otros Personajes que son nuestros "socios" y que muchas veces no están disponibles, porque en nuestra singular configuración quedaron mirando para otro lado y no contamos con ellos si no los convocamos.
En este punto digamos que cobra gran importancia instalarse en un buen proceso terapéutico para despabilarlos y lograr que estén disponibles para neutralizar la acción de los no amigables que mencionamos más arriba.
Nuevamente, a modo de ejemplo mencionemos:
El Curioso, que se preguntará sobre los posibles por qué y para qué, mejorando la comprensión de las causas y los destinos de las diferentes acciones;
El Perceptivo, que nos permite tener una comprensión más amplia y profunda sobre la situación en la que nos encontramos;
El Lúcido, que a partir de percibir mejor, puede revisar patrones de conducta hoy ineficaces y crear nuevos patrones más funcionales;
El Creativo, que ante las dificultades se pregunta ¿qué podemos hacer y cómo hacerlo?
El Proactivo, que en oposición al pasivo, siempre estará dispuesto a intentar y ensayar nuevas alternativas;
El Asesor, que estará muy bien dispuesto a colocarse a una distancia de observación que le permitirá desde una visión en perspectiva, aportar nuevas sugerencias de acción.
Esta lista es simplemente enunciativa para ejemplificar la dinámica interna que se produce en nuestro inconsciente.
No es para nada limitativa y tal como hemos dicho en otras oportunidades, debemos adicionarle un gran etcétera, una vez más, con todas las letras.
¿Para qué nos puede ser útil contar con este esquema conceptual?
Un objetivo terapéutico de fundamental importancia es lograr que se establezcan diálogos inteligentes entre estos diferentes personajes, para lo cual hay una tarea previa de identificación de cada uno de ellos y luego se trata de ayudar en la creación de los diálogos favorecedores del descubrimiento y creación de nuevos caminos hacia la salud, al bienestar, a la recuperación del humor y lograr un mayor protagonismo en la vida.



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