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Publicaciones Semanales Breves 41 - 11 08 2017
El enojo, la frustración y sus consecuencias (Segunda Continuación)
En la publicación anterior, la
número 40, hemos intentado una mirada a esa área de nuestro ser que nombramos
como el Inconsciente.
Entre otras cosas, dijimos que todo
lo que hemos vivido está registrado en nuestro Inconsciente y que es el lugar
en el que se albergan todas nuestras memorias con su correspondiente huella
emocional, pero es mucho más que eso.
Para simplificar la explicación
dijimos que es como si fuera nuestro "Windows"; ahí es donde está
registrado el modo singular en el que fuimos configurando todas nuestras
experiencias de vida.
Si nos remontamos en el tiempo y
vamos al momento y las circunstancias en que tiene su origen este concepto,
aparece la genial figura de Freud y observamos que cuando desarrolla su teoría
ante sus colegas, éstos casi lo tiran por la ventana, pues por no comprender
tan complejo concepto, les resultaba más fácil creer que Freud se había vuelto
loco.
Este es un relato simplificado de
lo que en realidad ocurrió.
Dada la complejidad implícita en
tal concepto, respetuosamente y tomando valiosos elementos de otros aportes
teóricos como por ejemplo el Psicodrama, podemos intentar una aproximación que
nos facilite el acceso al conocimiento y reconocimiento de esta estructura
clave de nuestro psiquismo, procurando reconocer en nosotros mismos
manifestaciones que dan cuenta de su existencia.
Invito a pensarnos y observarnos
como portadores de una serie de Personajes Internos Imaginarios que ante
diferentes situaciones hacen su aparición algunos de ellos, mientras que otros
permanecen en un segundo plano, o distraídos o mirando para otro lado.
Seguramente nos resultará fácil
reconocer a alguno de estos personajes.
En un proceso terapéutico, resulta
muy útil y facilitador para la tarea de reparación interior, ir descubriendo y
reconociendo cómo está facilitado en cada uno de nosotros el mayor protagonismo
de unos personajes sobre los otros y como resultado de esta dinámica interna,
resulta que funcionamos de tal o cual manera.
A modo de ejemplo, intentemos
nominar a algunos de estos personajes para acercarnos a una mejor comprensión
de nuestro singular funcionamiento:
El Juez Crítico, que es autocrítico y ejerce una influencia
predominante, esto se manifestará en un singular modo de actuar.
Consideremos entonces la influencia
que podrán tener otros personajes asociados:
El Huidizo que huye por sentir que no debe o no puede enfrentar la
situación planteada;
El Temeroso que desarrolla pensamientos catastróficos que lo llevan a
tener una mirada marcada por la inseguridad;
El Inseguro que siente que no puede hacer nada, pues siente que no
sabe lo suficiente como para tomar una acción asertiva;
El Pasivo que ante las dificultades, por sentir que no podrá con
ellas, casi sin darse cuenta decide no hacer nada y dejar que otros tomen
iniciativas por él;
El Dependiente que por no poder asumir cierta cuota mínima de riesgo al
tomar decisiones, deja que otros decidan por él, aún cuando lo que se decida
vaya en contra de sus deseos;
Algunas de estas combinaciones nos
permiten comprender mejor por qué hay personas que van perdiendo protagonismo
en sus vidas, se recluyen en situaciones en las que han perdido la iniciativa y
se van acomodando pasivamente en los lugares donde hoy los mandan y mañana los
tiran.
Afortunadamente contamos con otros
Personajes que son nuestros "socios" y que muchas veces no están
disponibles, porque en nuestra singular configuración quedaron mirando para
otro lado y no contamos con ellos si no los convocamos.
En este punto digamos que cobra
gran importancia instalarse en un buen proceso terapéutico para despabilarlos y
lograr que estén disponibles para neutralizar la acción de los no amigables que
mencionamos más arriba.
Nuevamente, a modo de ejemplo
mencionemos:
El Curioso, que se preguntará sobre los posibles por qué y
para qué, mejorando la comprensión de las causas y los destinos de las
diferentes acciones;
El Perceptivo, que nos permite tener una comprensión más
amplia y profunda sobre la situación en la que nos encontramos;
El Lúcido, que a partir de percibir mejor, puede revisar
patrones de conducta hoy ineficaces y crear nuevos patrones más funcionales;
El Creativo, que ante las dificultades se pregunta ¿qué
podemos hacer y cómo hacerlo?
El Proactivo, que en oposición al pasivo, siempre estará
dispuesto a intentar y ensayar nuevas alternativas;
El Asesor, que estará muy bien dispuesto a colocarse a
una distancia de observación que le permitirá desde una visión en perspectiva, aportar
nuevas sugerencias de acción.
Esta lista es simplemente
enunciativa para ejemplificar la dinámica interna que se produce en nuestro
inconsciente.
No es para nada limitativa y tal
como hemos dicho en otras oportunidades, debemos adicionarle un gran etcétera,
una vez más, con todas las letras.
¿Para qué nos puede ser útil contar
con este esquema conceptual?
Un objetivo terapéutico de
fundamental importancia es lograr que se establezcan diálogos inteligentes
entre estos diferentes personajes, para lo cual hay una tarea previa de
identificación de cada uno de ellos y luego se trata de ayudar en la creación
de los diálogos favorecedores del descubrimiento y creación de nuevos caminos
hacia la salud, al bienestar, a la recuperación del humor y lograr un mayor
protagonismo en la vida.
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