jueves, 27 de julio de 2017


39

Publicaciones Semanales Breves 39   -   28  07 2017
El enojo, la frustración y sus consecuencias

Cuando estaba haciendo mi formación como psicoanalista, tuve el privilegio de estudiar más de cinco años con el Dr. Fernando Ulloa.
Una de las personas más lúcidas que conocí en mi vida.
Entre sus frases célebres estaba ésta: "En las cosas del amor, el que se enoja, pierde".
Hace unos años, cuando estaba en la tarea de escribir mi libro "El Conflicto como Motor del Cambio" le pregunté si yo podía hacer el siguiente agregado a su frase que quedaría así: "En las cosas del amor y de la vida en general, el que se enoja, pierde".
Me dio su acuerdo.
No disponemos de un botón que al oprimirlo evitamos enojarnos, ni otro que nos desenoje; tampoco hay pastillas ni vacunas para evitarlo.
Se trata de un cambio en el estado de ánimo que nos genera pérdidas. "El que se enoja pierde".
¿Qué perdemos?
Perdemos salud, pues la tensión que se produce no es buena; perdemos capacidad perceptiva, pues desde el enojo se incrementan nuestros puntos ciegos; puntos ciegos intelectuales y emocionales; perdemos inteligencia, pues nuestro intelecto se eclipsa por el desplazamiento del área emocional sobre la intelectual, tal como hemos visto en una de las publicaciones anteriores; también disminuye nuestra capacidad creativa, es decir, la posibilidad de crear alternativas de solución al tema que nos enoja, perdemos humor, que es una de las reservas de salud más importantes que tenemos las personas.
Con respecto a la forma en que se manifiestan nuestros enojos, debemos decir que existe una suerte de mecanismo que funciona de un modo automático.
No estamos pensando en enojarnos; el enojo ocurre por dificultades que se nos presentan cuando no podemos satisfacer nuestros deseos.
Es habitual que el enojo vaya acompañado de un sentimiento de frustración por no poder acceder a lo que deseamos y viene uno a caballo del otro, el enojo y la frustración.
Este automatismo, por llamarlo de un modo sencillo y descriptivo, es algo común a los humanos.
Cuando nos referimos a los diversos modos de reaccionar de diferentes personas, hablamos del carácter, y solemos calificarlas como de buen carácter, mal carácter, carácter "podrido" y otros calificativos de más grueso calibre.
¿Qué podemos hacer frente a estas manifestaciones que se activan de un modo ajeno a la voluntad?
Hemos dicho en publicaciones anteriores que una buena psicoterapia favorece modificaciones estructurales de la personalidad que producen cambios.
Sin embargo, también dijimos que no todo puede ser cambiado, es decir que hay características, aspectos, conductas, ciertas actitudes que pueden cambiar, pero también que hay aspectos nucleares que hacen a la esencia de la persona que no van a cambiar.
Recordarán que en la mencionada publicación dijimos, algo groseramente que "alguien que es un H. de P no va a cambiar".
Entonces ¿cómo será esto de enojarse?, no enojarse?, enojarse poco, mucho o casi nada?, ¿será algo sobre lo que valdrá la pena trabajar o será inútil?.
En las primeras publicaciones hablamos de la importancia de la percepción y dijimos que todo se inicia con la percepción, por lo que si no percibimos los beneficios o los perjuicios de algo que nos acontece como un problema, no haremos nada para solucionarlo.
Una psicoterapia dinámica tiene como objetivo primordial acompañar al consultante a ampliar su visión, y en la medida que ello va ocurriendo ayuda a que el consultante se vaya instalando pacientemente como paciente.
Dadas estas condiciones, aparecen cada vez mejores posibilidades de trabajar sobre uno mismo en la búsqueda de dinámicas cada vez más saludables y ocurre que como por arte de magia, que no es magia, sino el fruto del trabajo personal sobre uno mismo, nuestras partes dolientes se van reparando, los síntomas van cediendo, en consecuencia, la salud se va recuperando.
Con la intención de ayudar a quienes quieran experimentar una suerte de autodiagnóstico, ofrezco dos gráficas que nos permiten ver diferentes modos de reacción ante las frustraciones y el enojo e invitar a que cada uno reflexione sobre los modos más saludables y los menos saludables.
En la curva 1 vemos la respuesta al enojo de una persona que permanece mucho tiempo enojada y en la curva 2 un funcionamiento más saludable; está un breve tiempo enojada y se desenoja rápidamente.



viernes, 21 de julio de 2017


38

Publicaciones Semanales Breves 38 - 21  07 2017
Reflexiones sobre las situaciones conflictivas (7º Continuación)
Continuación de los puntos 5 y 6 de la publicación anterior.


7.- Debemos prepararnos para el tratamiento del conflicto. Esto significa:
·         En lo concerniente al tema o contenido de la  discusión, sobre lo cual ya nos hemos extendido en algunos puntos anteriores.
·         Tan importante como lo anterior, prepararnos nosotros mismos.
·         Nuevamente, más que de técnicas, se trata de recomendaciones para poder estar atentos a cómo nos sentimos frente a la situación singular que debemos afrontar.
·         Tener muy presente que en todo momento hablaremos de nosotros mismos y no del otro; por ejemplo decir "me cae mal, o me afecta, o me hace sentir mal...tal cosa" en vez de decir "lo que ocurre es que vos, sos muy intolerante, o muy autoritario, etc...".
·         Una forma de prepararnos es trabajar a partir de preguntas como las siguientes:
·         ¿Se trata de un tema que nos apasiona o entusiasma?.
·         El conflicto sobre el que trataremos, ¿Es una problemática que rechazamos?, o nos aburre, o está reñida con nuestros principios, nuestros valores?
·         La persona con quien trataré el conflicto, ¿posee características personales tales que me resulta agradable discutir con ella, o se trata de alguien que tiene aquellas cualidades que me irritan, o me enojan, o me molestan, o me aburren, etc.
·         ¿Se trata de una persona con quien ya tengo establecido un vínculo previo, con cierta historia de relación, que nos lleva a sentirnos de tal o cual manera?
·         ¿Cuáles son los supuestos de los cuales estoy partiendo sobre quien será mi interlocutor, que me predisponen de tal o cual manera y que en gran parte de ello dependerá que podamos mantener una conversación más distendida o más tensa.
·         Estas preguntas más todas las que puedan surgir y que me permitan obtener una imagen de mí proyectada en el espejo imaginario de mirar hacia adentro.

8.- Revisar si mis expectativas de resolución son realistas.
·         Simplemente se trata de tener presente el concepto de  “proyecto posible”. 
·         Frente a ciertas situaciones conflictivas hay personas que se enfrentan con la idea de que nada se podrá resolver, nada se podrá hacer, nada podrá funcionar.
·         En el otro extremo suelen agruparse las personas que tienden a proponer mega soluciones, propuestas fantásticas, casi delirantes, que luego resulta casi imposible llevarlas a cabo.
·         En realidad estamos diciendo que los extremos se juntan. Tanto los que ya están diciendo que no se puede como los que hacen propuestas faraónicas, terminan no pudiendo hacer nada.
·         Sostenemos que el proyecto posible siempre se encuentra en algún punto intermedio entre estos dos extremos. Alentamos entonces a buscar ese punto que es el que permitirá encontrar una solución realista.

9.- Estimar un tiempo razonable para la duración del análisis y discusión.
·         Al hacer la preparación de la estrategia, la argumentación, las ilustraciones y datos que serán empleados en las conversaciones, se hará una estimación del tiempo que razonablemente debería llevar la discusión del caso.
·         Dicha estimación constituirá un parámetro que nos permitirá luego evaluar la calidad del proceso de resolución. En qué medida está siendo útil o estamos perdiendo el tiempo.
·         La experiencia es lo que va permitiendo ser cada vez más precisos en estas estimaciones, pero lo más importante es poder registrar la posible reiteración de temáticas y argumentaciones, que como ya dijimos, se trata de situaciones que no hallan la solución y por ello se repiten, a la búsqueda de una salida posible.

10.- Estar atento en todo momento a la tentación que puede surgirnos, a nosotros mismos o al otro, de querer ganar a toda costa.
·         Simplemente eso, estar atentos al riesgo de caer en esta tentación.
·         La recomendación es no perder de vista el objetivo. El objetivo nunca puede ser ganarle al otro, sino asegurar el logro de un acuerdo que garantice la resolución del problema por la que se generó el conflicto cuidando en todo lo posible el mantenimiento de un vínculo que permita la continuidad en la resolución de los conflictos futuros.

Con esta publicación cerramos por ahora las recomendaciones prácticas para el abordaje de las situaciones conflictivas.



La imagen puede contener: personas sentadas

jueves, 13 de julio de 2017

37

Publicaciones Semanales Breves 37 - 14  07 2017
Reflexiones sobre las situaciones conflictivas (6º Continuación)
Continuación de los puntos 3 y 4 de la publicación anterior.

5.- El momento para su tratamiento hay que buscarlo con sentido de oportunidad.

·         No se puede hablar en cualquier momento de cualquier cosa. Hay momentos que son los más indicados y otros que son totalmente inoportunos. No es que no se pueda, es que no es lo más conveniente.
·         Cuando se mencionan los clásicos seis elementos de la comunicación (emisor, receptor, mensaje, canal, código y contexto), en general al último no se le presta demasiada atención. Y yo creo que es de fundamental importancia.
·         El contexto trata del espacio y el tiempo, es decir, el lugar en el que vamos a conversar y el momento en el que nos dispondremos a hacerlo.
·         Nuevamente, no se trata de una técnica, se trata de emplear el criterio, para no repetir sentido común.
·         Si yo tengo un tema entre manos que quiero tratar rápidamente con mi jefe, por ejemplo, debo darme cuenta que quien está ansioso por tratarlo soy yo, no él. Puedo verme tentado entonces a plantearle mi problema en cuanto lo vea, sin tomar en cuenta que, quizás está regresando a su despacho luego de terminar una reunión con su director en la cual no le fue bien.
·         Mi propia ansiedad no me permite hacer uso de mis conocimientos de comunicación no verbal y paso por alto el observar la forma en que viene caminando, su rostro, su mirada, sus tics activados (si los tiene), etc. y me dirijo a plantearle entonces lo que yo necesito hablar con él en ese momento.
·         Obviamente que si mi Yo Observador hubiera estado habilitado en ese momento y el Yo Actor hubiera podido escucharle, seguramente no hubiera intentado conversar con él en ese mismo momento.
·         Lo que se impone como recomendación es hacer uso del sentido de oportunidad.
·         El ejemplo ilustra acerca de los recaudos que debo tomar para encontrar un buen momento para reunirme con el otro para resolver un conflicto.

6.- La otra variable es el espacio. Se debe definir cuál es el lugar más apropiado para la charla.
·         Así como dijimos en el punto anterior que el momento para la reunión debe hallarse aplicando el sentido de oportunidad, el espacio lo elegiremos con sentido común, teniendo en cuenta las siguientes consideraciones.
·         Según el lugar en el que celebre la reunión, una de las partes sentirá que juega más de local y la otra de visitante.
·         También se puede elegir o proponer para la reunión un lugar que sea neutro para ambos.
·         Debemos analizar detenidamente, qué es lo mejor para cada situación.
·         El espacio ejerce una fuerza sutil, de tal manera que quien esté en su propio medio, su lugar, sus objetos conocidos, la proximidad con su gente, compañeros, amigos, etc., se sentirá más cómodo.
·         A la inversa, quien se encuentre en un espacio que no le sea tan familiar, se sentirá más incómodo.
·         No se trata entonces de hacer la reunión en un lugar donde supuestamente tomaré ventaja al lograr que el otro se sienta incómodo, sino más bien analizar esto a la luz de los conceptos que hemos compartido hasta aquí.
·         Hacerlo así sería hacerlo desde los paradigmas tradicionales en el tratamiento de los conflictos. Debo debilitar al adversario para lograr “doblarle el brazo”. Nos hemos extendido en las consideraciones sobre ganadores y perdedores.
·         Si lo que necesitamos es que el otro comprenda puntos de vista que le son ajenos y que considero determinantes para poder arribar a un buen acuerdo, quizás sea mejor procurar las mejores condiciones de comodidad al otro, que no será el adversario.
·         La recomendación entonces, que no es una técnica, está en hacerse del tiempo necesario para analizar esta situación y definirla criteriosamente en cada caso.

Continuaremos en la publicación de la próxima semana con más recomendaciones.



jueves, 6 de julio de 2017

36

Publicaciones Semanales Breves 36 - 07 07 2017
Reflexiones sobre las situaciones conflictivas (5º Continuación)
Continuación de los puntos 1 y 2 de la publicación anterior.

3.- No existen soluciones únicas para los conflictos. Siempre es muy conveniente contar con varias alternativas posibles de solución.
·         Asimismo, debemos estar dispuestos a escuchar diferentes enfoques y argumentaciones.
·         Lo que acabo de plantear es una cuestión de actitud, tiene que ver con la visión que uno pueda desarrollar, es decir, salirse del esquema egocéntrico que con frecuencia nos lleva a pensar que “la única solución para este conflicto es tal o cual”, justamente la que se me ha ocurrido a mí.
·         No se trata de una técnica sino nuevamente una cuestión de sentido común. Es muy probable que la mejor solución surja del proceso de discusión e intercambio de puntos de vista entre las partes.
·         Pero sí quiero hacer mención aquí a aspectos técnicos que habitualmente resultan de mucha utilidad.
·         Me refiero concretamente a todas las técnicas que conocemos sobre Planeamiento y Análisis de Problemas y Toma de Decisiones.
·         Alguna mención ya hemos hecho, pero me refiero específicamente a la necesidad de tener claridad sobre el presupuesto de recursos, (humanos, económicos, tecnológico) límites temporales y planificar la exposición del enfoque del conflicto mediante ayudas visuales por ejemplo si fuera conveniente, información en gráficas, cuadros, datos estadísticos, etc. y sus soluciones posibles. Recomiendo utilizar todas las gráficas que consideren útiles para cada caso si la complejidad del tema en discusión lo requiere.
·         Luego, respecto a la necesidad de hacer una prevención de problemas posibles, será importante trabajar, como hemos dicho con más de una alternativa de propuesta de solución, (recomiendo no menos de tres), analizar las ventajas y desventajas, costo y beneficio de cada una.
·         Ser flexibles en el análisis del tipo de acciones a proponer y a acordar. Recordar que las únicas acciones capaces de resolver una situación problemática son las acciones correctivas, pues aunque siempre son costosas e insumen mucho tiempo y recursos, son las únicas que atacan las causas que originaron el problema.
·         Pero muy frecuentemente éstas acciones deben ser combinadas con acciones interinas que permiten hacer la preparación del terreno para que la acción correctiva pueda tener su oportunidad.
·         Luego es importante también hacer un análisis de los posibles problemas potenciales, que significa preguntarnos ¿qué podría salir mal para cada una de las alternativas consideradas?
·         Cuando hemos logrado la respuesta acerca de lo que podría salir mal, debemos preguntarnos sobre la probabilidad de que eso indeseable ocurra:
·         La Probabilidad: ¿es Alta, Media o Baja?
·         Y en el caso que ocurriera, preguntarnos sobre la Gravedad: ¿es Alta, Media o Baja?
·         Lógicamente que si para la alternativa 1 me da una probabilidad de que ocurra lo no deseado Alta y la Gravedad también Alta, debo pasar a considerar la alternativa 2 y así sucesivamente hasta encontrar la mejor combinación, que sería Probabilidad Baja y Gravedad Baja.
·         En función de este análisis previo podré decidir mejor acerca de la propuesta que presentaré a discusión.
·         Del mismo modo, contando con este esquema como telón de fondo en la discusión, someteré al mismo análisis cada una de las propuestas que se me formulen.
4.- Tener muy presente los límites dentro de los cuales nos podemos mover, como también, todo aquello que está fuera de nuestro alcance decidir.
·         Las personas proactivas en general tienden a asumir más responsabilidades de las que deben o pueden y esto se convierte en una fuente de ansiedad y stress en muchos casos.
·         Esa misma ansiedad es la que promueve un desplazamiento del área emocional sobre la intelectual, como lo hemos visto en una publicación anterior, restándole rendimiento a esta última. Esta pérdida de lucidez atenta contra la claridad acerca de los límites dentro de los que se debe y puede mover en la discusión para la búsqueda de acuerdo.
·         No existe una técnica que pueda funcionar como antídoto para esta dinámica. Pero lo que sí podemos y debemos hacer es un análisis previo de las circunstancias que marcan los límites dentro de los cuales podremos movernos.
·         Tener en claro de antemano el límite de hasta dónde puedo moverme, pues para ello tengo atribuciones para decidir.
·         Y por otro lado, cuales son los límites que me muestran sobre lo que no podré actuar, aún cuando yo me sienta muy esclarecido acerca de lo que se debería hacer.
·         La mejor recomendación es dedicar un tiempo para hacer este análisis en forma previa a la discusión, en el marco de las actividades de preparación de uno mismo para el abordaje del conflicto.
Continuaremos en la próxima publicación con más recomendaciones.






lunes, 3 de julio de 2017

35
Publicaciones Semanales Breves 35 - 01 07 2017
Reflexiones sobre las situaciones conflictivas (4º Continuación)

Consciente de la fuerza que tiene la propia posición actitudinal como factor determinante de la posición a adoptar cuando afrontamos situaciones conflictivas, podemos y debemos considerar que las personas tenemos la posibilidad de realizar cambios producto del proceso de aprendizaje.
Por este motivo es que me veo tentado de acompañar con algunas recomendaciones muy concretas para ayudar a la reflexión y decisión de cómo hacer en función de los criterios siguientes.
Tengamos siempre presente que:
1.- Los conflictos siempre conviene abordarlos en su inicio, no dejarlos andar para evitar el efecto bola de nieve.
·         Se trata de superar la tentación evitativa de “dejémoslo para más adelante”.
·         Entre las cosas que uno puede hacer en esa circunstancia, una es desarrollar el pensamiento en escenas e imaginar cómo sería la situación si la abordo ahora, o si la dejara para más adelante.
·         Qué resultados puedo esperar si aplico la alternativa 1 y cómo sería con la alternativa 2 y cómo con la alternativa 3. Debo poder pensar en un abanico de varios caminos posibles.
·         Cuál será el modo más apropiado de plantear mi propuesta, dada la singularidad del interlocutor que tendré delante.
·         Cuáles son las bases más sólidas de la argumentación que sostendrá mi posición en el planteo.
·         Analizaré previamente la situación para lograr la máxima claridad sobre mis intereses. Luego procuraré averiguar los intereses del otro para ayudar a que en el curso de la conversación aflore el planteo de intereses de ambas partes y trabajar en la búsqueda del acuerdo a partir de las áreas de interés común. Ejemplo: Quiero vender mi coche y pido 10 y el comprador, quiere comprar mi coche y me ofrece 8. No perdamos de vista que el interés común está en hacer la operación. La discusión del valor final tendrá lugar dentro de los límites que cada una de las partes tenga establecido, pero el interés común está en poder hacer la operación.
2.- Nos resultará muy útil colocarnos en el lugar del otro.
·         Si logramos comprender su punto de vista, podremos elaborar una argumentación sólida, que permita mejorar la visión y comprensión sobre el conflicto que tratamos.
·         Esta es una técnica que tomamos del Psicodrama. Se la conoce como de Inversión de Roles y si bien no es exactamente igual, tiene la misma finalidad que es colocarnos en el lugar del otro.
·         Se trata de hacer un ejercicio por el cual por un breve tiempo nos imaginamos que somos el otro. Nuestra recomendación es cumplir con esta consigna con los ojos cerrados, pero hay personas que prefieren hacerlo con la mirada puesta en un papel en blanco o con la vista perdida en el vacío. Podemos incorporar un breve ejercicio de relajación que nos facilitará darnos a nosotros mismos, pero en el lugar del otro, la información que tenemos sobre él mismo y acerca de la situación en que se encuentra. Por ejemplo, me llamo Juan, tengo 35 años, soy profesional Contable, estoy casado, tengo una hija. En la empresa “XX” en que trabajo soy responsable de la contratación de servicios y existe una gran presión para bajar los costos de las contrataciones. Por un lado necesito conseguir una reducción global de x% pero por otro lado me interesa no producir cambios en tales y cuales proveedores. En relación con el proveedor con quien me reuniré mañana, me interesa que sea él quien continúe prestando estos servicios. Esta es una formulación a modo de ejemplo que uno debe poder continuar hasta percibir que uno ha logrado meterse en la piel del otro. Cuando ello ocurre, se percibe con mayor claridad qué es lo que el otro necesita, cuáles pueden ser sus intereses lo que ayudará luego en la búsqueda de los límites dentro de los que quedará enmarcada la discusión para el acuerdo. 
En nuestra próxima publicación ofreceremos algunas recomendaciones más.
Espero que les sea útil.