domingo, 25 de junio de 2017

34
Publicaciones Semanales Breves 34 - 25 06 2017
Reflexiones sobre las situaciones conflictivas (3º Continuación)

Uno de nuestros mayores tesoros son nuestros vínculos, especialmente con las personas más próximas y más queridas.
Podríamos decir que en gran medida, nuestra salud depende de la buena calidad de nuestros vínculos interpersonales.
Amarnos a nosotros mismos forma parte de amar a los otros, respetarnos es también respetarlos.
El respeto forma parte del amor.
Si le falto el respeto al otro es una muestra clara de desamor.
Y claramente, respetarlo es un acto de amor.
Respetar su singularidad, sus ideas, aún cuando no coincidan con las nuestras, es un acto de amor, que entre otras cosas, alimenta el desarrollo del vínculo.
Parto de la premisa de que nunca nadie convenció a nadie.
Lo que sí puede ocurrir y de hecho ocurre, es que cuando uno ofrece sus puntos de vista al otro y muestra una sólida argumentación que fundamenta su exposición, ello puede ayudar a "abrir la cabeza" del interlocutor, de modo que cuando comienza a decir, por ejemplo: "Ah, pero eso yo no lo sabía", o "Yo nunca lo había visto", etc., el diálogo cambia y se puede establecer una conversación a partir de la cual se modifique su punto de vista producto de la ampliación de su visión, y uno podría decir "lo convencí".
Si a este fenómeno lo queremos definir en términos de convencer, podemos hacerlo, pero no será el convencerlo en los términos comunes, sino que se trata de un proceso de intercambio intelectual, dado en un marco de respeto hacia la singularidad del otro.
Me refería en el comienzo a la importancia de cuidar nuestros vínculos, especialmente con las personas con las que tenemos una relación cotidiana; nuestros hijos, nuestra pareja, el resto de nuestra familia, nuestros amigos, compañeros de trabajo, etc.
El vínculo, entre otras cosas, funciona como un reservorio de la memoria de todo lo que acontece en la relación y obviamente condiciona y determina fuertemente el destino de tal relación.
En nuestra vida cotidiana solemos tener conversaciones y discusiones con personas de nuestros vínculos próximos que suelen configurar situaciones conflictivas, que no siempre llegan a ser mínimamente resueltas.
El gráfico que ofrezco más abajo ilustra sobre los sucesivos intentos de resolver un conflicto.
Cada línea muestra el avance del conflicto hasta un punto en el que su abordaje, en una conversación constructiva permite su remisión.
Puede repetirse esta situación y dar lugar a varios intentos de resolución y pueden ser efectivos.
También puede ocurrir que la sucesión de intentos lleve la situación a un punto límite del cual ya no sea posible regresar.
Cuando se percibe que se está a punto de llegar a dicho límite puede ayudar el percibir que si se pasa ese límite ya no habrá marcha atrás.
Esto puede ocurrir por una sensación de miedo, del miedo que cuida, que es una manifestación emocional que avisa la proximidad al abismo y ayuda a dar uno o dos pasos atrás.
También esta advertencia puede surgir del propio criterio de realidad, de darse cuenta de la peligrosidad de continuar en una posición rígida.
Por lo que, tal como hemos planteado en una publicación anterior, será bueno que estemos atentos, para darnos cuenta a tiempo de hacernos cargo de la cuota de responsabilidad que nos toca por cuidar el vínculo y asumir el compromiso necesario para encontrar vías de solución al conflicto.


viernes, 16 de junio de 2017

33

Publicaciones Semanales Breves    33     -    15 06 2017
Reflexiones sobre las situaciones conflictivas (2º Continuación)

Continuamos a partir de donde dejamos en la publicación anterior.


La gran mayoría de las situaciones conflictivas en las que intervenimos tienen lugar en relación con personas con las que tenemos un vínculo establecido y que se mantendrá en el tiempo. Son muy pocas las situaciones en las que debemos afrontar un conflicto con alguien a quien luego no veremos más.

Los vínculos constituyen un elemento real aunque intangible y se sostienen sobre una suerte de red que ha sido tejida por las partes y que se llama confianza mutua. Si esa red es suficientemente fuerte, podrá soportar al vínculo, pero si la red se agujerea, el vínculo corre el riesgo de caer, machucarse e incluso, romperse, con lo cual se termina la relación interpersonal.
Los conflictos ponen a prueba permanentemente la calidad de esa red y desafían la capacidad de las partes para preservar el vínculo.

Los conflictos están instalados en el ámbito de nuestra familia, en  nuestras relaciones con los amigos, en el trabajo y forman parte de nuestra vida cotidiana. Pensemos que si tenemos conflictos con las personas a quienes más amamos en la vida, como es el caso de nuestros propios hijos, ¿cómo no vamos a tenerlos con otros?.

El proceso de enseñanza-aprendizaje para el desarrollo del rol de quien resuelve los conflictos, se alimenta especialmente de nuestro informador interno. Este informador está en nuestro propio cuerpo; es nuestro propio cuerpo.
Las personas tenemos una especial sensibilidad, que nos brinda la oportunidad de enterarnos de las tensiones que este cuerpo, que es la dimensión biológica de lo que somos, registra y soporta.

Existen zonas o partes de nuestro cuerpo que nuestra propia experiencia fue habilitando como áreas sensibilizadas y que dan cuenta de las tensiones que debemos soportar frente a los conflictos.
Podemos afirmar que “el cuerpo siempre avisa y nunca miente”. El problema está en decodificar los mensajes provenientes de nuestro cuerpo a modo de sensaciones, picazones, ardores, taquicardias, insomnios, dolores, etc. y comprender de qué está procurando avisarnos para que podamos tomar las medidas correctivas más adecuadas.

Para comprender esto, será importante entonces, además de observarse a uno mismo, observar al otro, para poder anticipar y comprender la dinámica que se desarrollará en la conversación.

“Es imposible no comunicar”; es imposible no comunicar mediante las vías no verbales de lo que nos ocurre. Esto nos sucede a nosotros y también a los otros.
Se trata entonces de aprovechar esta información, tanto la que surge de nuestro propio cuerpo como la que percibimos en el otro, para ayudar al logro de un diálogo que nos permita ir acercándonos al acuerdo.

Otro concepto que considero básico es el de reciprocidad. Los vínculos se sostienen en el tiempo sólo si los procesos de intercambio entre las partes tienen lugar dentro de los límites que son propios de ese vínculo, para mantener una relación de reciprocidad aceptada y satisfactoria para ambos.

No existe ningún vínculo en la vida que se pueda sostener a lo largo del tiempo si no se respeta este principio que es básico y de sentido común.

Propongo pensar en El Conflicto como Oportunidad: Motor del Crecimiento, mostrando cómo uno de los motivos por los que las personas, en ocasiones no logran establecer un compromiso, está en la dificultad de hacerse responsables de la parte que está de su lado. Afrontar ciertos desafíos constituye un acto de madurez y responsabilidad..

También es importante comprender cómo operan las matrices que modelan el singular modo en que nos desempeñamos y por dónde pasan las posibilidades de tomar coraje, para afrontar el desafío de introducir modificaciones en tales matrices, para que puedan dar lugar a nuevas formas más saludables y efectivas.

Otro tema importante es el de los límites dentro de los cuales uno puede y debe moverse en el tratamiento de un conflicto. Existe una sensación generalizada que los límites restringen. Si exploramos paradigmas diferentes, podremos comprender cómo la posibilidad de percibir el límite puede constituir un valioso aliado para ganar grados de libertad en lugar de perderlos. Ver publicación Nº 30 anterior).

Otro tema clave para el control del proceso, es el poder contar con una serie de indicadores de mejora, que permitirán ir observando si efectivamente el tratamiento del conflicto nos está llevando a un buen destino.

Un último capítulo está dedicado a las Técnicas. Destacamos el valor del sentido común como superior al de cualquier técnica. La mejor técnica aplicada por una persona carente de sentido común no servirá para nada, no solo en el ámbito de la resolución de conflictos.


En síntesis, el contenido del libro va transitando por los aspectos racionales y emocionales puestos en juego en el tratamiento de los conflictos, enfatiza la importancia del enfoque que invita a concebir al conflicto como una oportunidad o motor del crecimiento, muestra la importancia de hacer un cuidadoso tratamiento de los límites y resaltar algunos indicadores de mejora a lo largo del proceso, establece cuales son las bases para aproximarse al acuerdo posible y finalmente hace una mención al lugar que deben ocupar las técnicas.



sábado, 10 de junio de 2017

Aclaración (Publicación Nº 32)

La curva asintótica surge de una ecuación matemática que al graficarla, muestra como la curva se acerca cada vez más al eje horizontal (abscisa), pero nunca llegará a tocarse.


Con la curva asintótica quiero ofrecer una imagen visual que nos permita comprender y recordar, que cuando emprendemos un nuevo aprendizaje, en la medida que nos resulta beneficioso, podremos perfeccionar su ejecución cada vez más y es bueno saber que siempre habrá algo más por hacer para continuar mejorando.

viernes, 9 de junio de 2017

32

Publicaciones Semanales Breves    32     -    09 06 2017
Reflexiones sobre las situaciones conflictivas (Continuación)


Continuamos a partir de donde dejamos en la publicación anterior.

Me gustaría que al leerlo, las personas adquieran una perspectiva diferente del enfoque con que habitualmente se colocan frente al otro en situación de conflicto y experimenten la posibilidad de arribar a nuevos resultados.

En síntesis, se trata de ofrecer una visión diferente a la habitual sobre el conflicto e invitar a una indagación en la cara oculta de su proceso de resolución.

Mi hijo, como buen adolescente, tuvo en esos días una situación difícil con su madre. Unos días atrás, conversando con él, me relataba una discusión que había tenido con ella. Aún estaba enfadado. Le propuse que recorriéramos juntos un pasaje del escrito, que aún no tenía formato de libro y que me pareció podría iluminar el camino para revisar el porqué se había llegado a esa situación, para pensar luego en algunas alternativas de abordaje.

Me resultó muy interesante y satisfactorio lo que ocurrió en esa charla. Su enfado fue cediendo a medida que iba comprendiendo lo que estaba en juego, hasta que en un momento se le dibujó una sonrisa que expresaba que se había dado cuenta de la mecánica subterránea que había estado operando.

Es interesante observar este fenómeno de la aparición de la sonrisa, pues siempre muestra el instante en el que se hace la luz sobre los motivos que han instalado el conflicto. La sonrisa muestra inequívocamente el momento en el que se va des-eclipsando el área intelectual; marca un antes y un después en el proceso de la posible resolución del conflicto.

Luego conversamos sobre cosas diferentes que se podría hacer frente a una situación equivalente a esa. Este relato, que es anecdótico, expresa lo que deseo que le ocurra al lector.

Cuando presenté el escrito en las editoriales me preguntaban sobre el “target”, palabra no española: a qué público estaba dirigido. Les dije que a colegas, también a líderes, tanto como a las mujeres y hombres que sufren en el mundo del trabajo, por no comprender los motivos de sus sometimientos al carecer de recursos para afrontar mejor las situaciones problemáticas habituales.

Una de las “frases célebres”, así denominadas por mi interlocutor interno en uno de los pasajes del libro, es que “La comodidad es el enemigo Nº 1 del crecimiento”. Instalarnos en lo que se ha dado en llamar la “zona de confort”, con frecuencia nos lleva a renunciar al despliegue de nuestras capacidades intelectuales y al aprovechamiento de la riqueza de nuestra vida emocional, condiciones que nos permiten crear nuevos abordajes de solución.

Propongo hallar respuestas originales frente a los problemas y frente a los conflictos, para superar mediante un acto de creación el orden de lo establecido, que por momentos nos lleva a pensar que es la situación más confortable.

Se trata entonces de que podamos estar atentos, estar mínimamente atentos a las circunstancias que conforman esa supuesta zona de confort y qué es lo que nos lleva a sentir y pensar que los conflictos nos quitarán la posibilidad de disfrutar y sentirnos bien.

Me gusta mucho el gerundio, el tiempo verbal que nos permite indicar que algo se está haciendo, que se está procesando, que se está realizando, que se va logrando. En una parte del diálogo con mi hijo le hablo del “ir haciéndose grande”, intentando subrayar que se trata de un proceso continuo, que no tiene fin y que cada día podemos y debemos hacer algo para continuar lográndolo.

Y que finalmente, como nos muestra la ecuación de la curva asintótica ilustrada más abajo, no alcanzaremos nunca un nivel de realización total, ni en nuestra capacidad para resolver los conflictos ni en nada; sin embargo, si logramos estar atentos a lo que vamos haciendo en cada circunstancia, cada día podremos alcanzar la posibilidad de un hacer cada vez mejor. Aún cuando nos produzca una incomodidad transitoria.

Si tenemos presente el principio de "Mejora Continua", podremos estar más atentos al hecho de que, aún cuando estemos haciendo las cosas muy bien, siempre podremos hacerlas algo mejor.

Con la idea de facilitar el tránsito por estos caminos, a lo largo del libro ofrezco conceptos, ejercicios, algunas metáforas y ejemplos de lo que podemos hacer para afrontar los conflictos como una oportunidad para crecer. Por ello el título de “El Conflicto como motor del Cambio”, en el sentido de un crecimiento personal y profesional.

Algunos de los conceptos están vinculados a la idea de desarrollar nuestro proceso perceptivo, de modo que nos permita ampliar la visión acerca de lo que ocurre en una situación de interacción, en la cual, por ejemplo dos personas con intereses contrapuestos comienzan a discutir con la idea de resolver el conflicto que les convoca.

El conflicto sólo podrá considerarse resuelto o en vías de resolución, siempre y cuando se arribe a un acuerdo. Acuerdo logrado sobre la premisa de que ambos tendrán algo por ganar y algo que ceder. No es posible resolver ningún conflicto sobre la base de que una parte termine vencedora y la otra vencida. Allí mismo quedará sembrada la semilla para los futuros conflictos.

Continuará.



jueves, 1 de junio de 2017

31

Publicaciones Semanales Breves    31     -    01 06 2017
Reflexiones sobre las situaciones conflictivas


Hace unos años atrás, en los tiempos en que viví en España, escribí un libro que se publicó allí con el título: "El Conflicto como Motor del Cambio".
En esa oportunidad me entrevistaron de un periódico con el objeto de realizar una nota sobre el libro.
Pensé que en la secuencia de estas publicaciones semanales breves podría interesar su lectura con la idea de promover algunas reflexiones sobre el conflicto.
En realidad lo que me interesa es proponer una forma no clásica de pensar en los conflictos, y en vez de buscar estrategias para "torcerle el brazo al otro", partiendo de la base de que si quedan unos como ganadores y otros como perdedores, en ese mismo acto quedará sembrada la semilla que dará origen al nuevo conflicto.
De ahí el título del Conflicto como Motor del Cambio, pues se trata de concebir al conflicto como una oportunidad para crecer.
Va a continuación entonces la nota que mencioné, que la publicaré en las próximas tres o cuatro entregas.

Artículo sobre Resolución de Conflictos para E&E

Como siempre ocurre, existe un “locus” y un “status nascendi” para el nacimiento de una idea; hay un acto que destapa algo que estaba en germen. En mi caso esto me ocurrió frente a una pregunta de uno de mis hijos, que con sus 12 años en aquel momento, una noche me pregunta: “¿Cómo es Ser Grande Papá?”. En la Introducción del libro relato lo que ocurrió a partir de esa pregunta.
Es decir que hubo un hecho, un acto, una pregunta, y hubo también una circunstancia, una disposición, que fue la apertura de ambos frente a la pregunta, la sensibilidad, la curiosidad y la posibilidad de incrementar la capacidad para percibir más allá de lo evidente, lo que estaba en juego en esa pregunta.
Mi percepción de lo que se desarrollaba a partir de ese momento hizo que se me activaran algunas memorias:

1.    Memorias teóricas que me ayudaron a comprender desde donde surgía la pregunta y hacia qué destino nos llevaría,
2.       Memorias casuísticas, de casos vistos a lo largo de mi experiencia profesional,
3.       Memorias de mi propia experiencia de vida y
4.       Memorias corporales.

Con la activación de estas diferentes memorias continuó el diálogo con mi hijo, pero además me conectó con un fuerte deseo de desplegar las ideas que hoy están plasmadas en este libro.
Se trata de concebir al conflicto como una oportunidad para crecer, para lograr un cambio con un sentido positivo, para impulsar el desarrollo personal. Pretendo ofrecer una visión no habitual del conflicto que nos permita trascender la visión negativa y limitante que solemos imponernos frente a los conflictos.
Para hacerlo he desarrollado un esquema conceptual sencillo desde el que podemos pensar sobre lo que nos ocurre a nosotros mismos y lo que le ocurre a los otros cuando debemos crear soluciones superadoras de la situación que nos convoca.
El libro está escrito en forma de diálogo y esto no es nada casual. Resulta que a lo largo de 30 años de experiencia profesional, en el rol de Coach y Consultor en un gran número de Organizaciones, he tenido la mayoría de las veces como interlocutores a profesionales formados en disciplinas de las llamadas exactas.
Mi formación de grado es como Psicólogo, por lo que con los ingenieros, los economistas y profesionales de ciencias afines a ellos, el diálogo me ha resultado muy trabajoso pero también muy enriquecedor.
"Siempre que hay una formación, al mismo tiempo hay una deformación". La formación en un tipo de ciencias en general va acompañada de una falta de formación en las otras. De tal manera que estos diálogos me han llevado a la necesidad de crear explicaciones sencillas de los procesos mentales y emocionales para ilustrar los fenómenos no fácilmente asequibles para ellos.
Así fue que me he encontrado a lo largo de los años con que he creado un agudo, incrédulo y escéptico interlocutor interno que se expresa a lo largo del libro, formulando preguntas y haciendo comentarios que muestran su dificultad para lidiar con estos temas. Algunas veces incluso con un ácido sentido del humor, con la idea de hacer más llevadero el diálogo.
De él me valgo para la mayoría de las explicaciones volcadas en cada capítulo. Intento además que esto mismo muestre algo de lo que podemos hacer con los conflictos si logramos la serenidad necesaria para convertirlos en una oportunidad para crear algo nuevo.
La idea no es que el lector aprenda psicología, sino que pueda aplicar en su vida cotidiana, algunos conceptos sencillos que serán de utilidad. Se trata de ofrecer una visión que les anime y facilite su aplicación práctica.

Continuará la semana próxima