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Publicaciones Semanales Breves 50 - 15 12 2017
Regalémonos salud en estas fiestas
Uno siempre tiene algún amigo al que le pasan cosas.
En este caso se trata de alguien que desde hace ya un buen tiempo
no logra disfrutar de su vida con su pareja; suelen generarse discusiones,
muchas veces por cuestiones banales, pero que van dejando un creciente sabor amargo
y lesionando el vínculo.
Luego de cada desencuentro, por decirlo de un modo suave, ambos
quedan resentidos, con un importante malestar, que suele prolongarse por un día
o más.
Como ya hemos tratado anteriormente esta temática de las
situaciones conflictivas, sabemos que, en la gran mayoría de los casos, las
personas discuten e incluso pelean, pero no es tanto por el tema en discusión,
sino por algo más subterráneo:
·
Quien es quien tiene la razón,
·
Quien sabe más
·
Quien gana
·
Quien manda, etc.
No se trata de que la
pareja se interne en una de las llamadas "terapias de pareja", en
realidad el problema está más centrado en la configuración del aparato psíquico
y emocional de cada uno, por lo que una "terapia de pareja" aportaría
poco.
En situaciones como ésta, el pronóstico de tal intervención no
sería el mejor, pues lo que habitualmente termina ocurriendo en casos como éste,
es que las intervenciones pueden estar bien pensadas terapéuticamente para un
abordaje individual, pero que al ser colocadas en presencia del otro, lejos de
ayudar, pueden entorpecer más las cosas.
Es como si se realizara un proceso terapéutico, que sabemos debe
ser llevado a cabo en condiciones de privacidad, al desarrollarse en presencia
del otro, que es además, con quien tengo el conflicto abierto, empeora las
cosas en lugar de mejorarlas.
Si ésta fuera la condición, con frecuencia esta intervención agrava
las cosas más que ayudar a clarificar las causas posibles y los destinos
buscados por cada uno en los enfrentamientos.
La recomendación entonces gira en torno a que cada uno realice su
propio trabajo terapéutico en un proceso personal, en forma individual, para ampliar
el conocimiento de sí mismo, de modo que le permita ser consciente del accionar
de los propios resortes internos.
Darse cuenta por ejemplo del destino de sus intervenciones cuando
por ejemplo, frente a situaciones en las que le resulta difícil hacer
propuestas o brindar respuestas positivas y constructivas, espontáneamente
manifiesta propuestas negativas o destructivas.
Y si luego de haber revisado y logrado cierta consciencia sobre su
propio accionar las cosas en lo vincular siguieran por mal camino, quizás
podría ser ese un momento para ser ayudados a escuchar intervenciones centradas
en la mejora de la dimensión vincular, ya no en lo personal.
Desde el comienzo de nuestras publicaciones hemos hablado de la
importancia de la percepción y nos hemos referido también al papel que juegan
nuestros supuestos psicológicos como fuerzas que accionan en contra de la
calidad de la percepción.
Ser conscientes de nuestros supuestos, preconceptos, prejuicios
será muy saludable para comprender cómo nos condicionan en nuestras acciones
Hacemos mención a modo de ejemplo de algunas indicaciones simples
y de sentido común, que pueden ayudar a darse cuenta de en qué situación se
encuentra uno mismo con vistas a poder imaginar el destino de la relación; por
ejemplo:
·
La observación de la recurrencia
de las temáticas que generan conflicto,
·
La duración de los tiempos de
enfado,
·
Cómo y en qué termina cada
desencuentro,
·
La cantidad de días en que se
encuentran bien y que están mal,
·
La tendencia de la situación: va
para mejor o para peor,
En fin, son simplemente algunos indicadores que dan cuenta del
estado de la relación y del destino posible. Poder percibir con claridad su evolución
puede ayudar.
La idea es que la observación de alguno de estos indicadores, entre
otros, pueda ayudar a recurrir a tiempo a la búsqueda de un proceso de
asistencia antes de que el deterioro del vínculo pase el límite del que ya no
habrá retorno.
Lo compartido en este escrito no es exclusivo de los vínculos de
pareja, pues como ya hemos dicho, para resolver estas cuestiones internas no
hay pastillas ni vacunas; lo único que podemos hacer es trabajar sobre nosotros
mismos, en un proceso de auto percepción y reflexión que nos ayude a estar cada
día en condiciones más saludables.
Toda situación de ansiedad, de angustia, de enojo, de inseguridad,
de pérdida del humor, de miedo, de rabia, etc. afecta nuestra salud.
Tengamos esta alerta a la vista como regalo para estas fiestas
navideñas.